Martes 17 de Octubre de 2006
El científico miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) agregó que esta situación es reflejo de lo ocurrido en el ámbito internacional, donde tampoco existen. Por ejemplo, el Juramento Hipocrático, el Código de Hammurabi y la Declaración de Ginebra de 1948, más que códigos de ética profesional para los médicos son una mezcla de tradiciones y obligaciones morales.
En opinión del especialista, el Juramento Hipocrático ya perdió vigencia y lo catalogó de «fantasma del tiempo antiguo que ha sido superado», y la Declaración de Ginebra es «la expresión de buenos pensamientos que bien podrían aplicarse a cualquier otra profesión».
Por dicha razón, planteó la denominada ética médica laica que considera la naturaleza misma de la medicina, cuyos objetivos son preservar la salud, curar o, en su caso, aliviar y ayudar a los pacientes, evitar la muerte prematura e innecesaria y hacer que la vida se lleve con dignidad.
Acotó que la ética médica no es la ética del médico. La primera se refiere al ejercicio profesional de la medicina y la segunda al desempeño de un profesionista como individuo.
«La ética médica se constituye sobre la base de una capacitación continua, fomento a la docencia, manejo integral de la enfermedad y la investigación científica», manifestó Pérez Tamayo.
Adolfo Martínez Palomo, miembro de la AMC, se refirió a la iniciativa de la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología llamada Declaración Internacional sobre la Ética de la Ciencia y la Tecnología, que durante esta semana será discutida por la UNESCO en París.
«En la actualidad no hay ningún mexicano que participe en la presente comisión; anteriormente estaba José Sarukhán, pero tampoco ningún otro representante de América Latina y del Caribe, África y los estados árabes», lamentó el presidente del Consejo Consultivo de Ciencias.
El también investigador del Departamento de Patología Experimental del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional instó a los jóvenes a trabajar a favor de la bioética, porque aún falta mucho por hacer a favor de la ética de la investigación en general.
Martínez Palomo sugirió establecer un marco general para la creación de un borrador para un posible código de ética de la ciencia con la participación de expertos que han logrado establecer una declaración universal como son los miembros del Comité Internacional de Bioética.
Este código debe ir más allá de regular el comportamiento de los científicos, porque finalmente éstos pertenecen a una institución, ya sea pública o privada, es decir, se debe regular el comportamiento de las instituciones. «Lo que se busque establecer se debe orientar en beneficio de la investigación y no tener un carácter punitivo».
En la ceremonia de inauguración, Juliana González, coordinadora del Seminario Interdisciplinario de Bioética –en cuyo marco se realiza la serie de conferencias– expresó que la bioética es una disciplina donde confluyen las ciencias y las humanidades, sobre todo porque los adelantos de la denominada tecnociencia generan nuevas inquietudes éticas.
Añadió que no es un tema que solamente le compete a una disciplina, porque la variedad de cuestionamientos planteados abordan temas médicos, sociales, económicos, tecnológicos y jurídicos.
La investigadora integrante de la AMC indicó que la bioética requiere comprenderse por las interrogantes que plantea y no por sus respuestas, de forma tal que se haga conciencia de estos problemas y sus repercusiones.
En su intervención, Guillermo Soberón Acevedo, presidente de la Comisión Nacional de Bioética, resaltó que la bioética descubre nuevas inquietudes en la conciencia de la sociedad en referencia a cuestiones inherentes con la vida. «Busca detectar, caracterizar y encauzar tales preguntas con el fin de beneficiar a las sociedades».
Ambrosio Velasco, director del Instituto de Investigaciones Filológicas, resaltó que el Seminario Interdisciplinario de Bioética representa una proyección de la filosofía, en particular de la ética, en el campo de las ciencias más avanzadas y de las tecnociencias.
Una de las cualidades de la filosofía es su actitud de estar alerta, investigar y estar dispuesta a aprender de los médicos, tecnólogos, juristas, biólogos. Éste es el mejor servicio que puede hacer en beneficio de las humanidades y las ciencias.
Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores. MÁS EN http://www.cambiodemichoacan.com.mx/vernota.php?id=52091 RODRIGO GONZALEZ FERNADEZ
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