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sábado, julio 03, 2010

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TNE: El último diálogo

Publicado el 21 de junio de 2010

Cuando Galileo escribió sus "Diálogos…", el último capítulo de su libro se perdió y solo recientemente fue encontrado en una biblioteca de Florencia. Los mismos personajes, Salviati, Sagredo y Simplicio, discuten sobre la ciudad de Chanchiago, que en el siglo XVII era atravesada por un río, y que entró en efervescencia cuando los estudiantes de postgrado de la ciudad solicitaron a las autoridades una rebaja tarifaria en los pasajes en bote para atravesar dicho río.

SAGREDO: Mi muy estimado Salviati, ¿a qué decías que se debía la durabilidad de los botes de nuestra ciudad?
SALVIATI: Bueno, eso es gracias a los nuevos materiales que están ocupando, especialmente la madera, que…
SIMPLICIO: (Interrumpiendo) ¡Qué botes ni qué diablos! ¡Nuestros botes siguen siendo los peores en estructura y velocidad!
SALVIATI: Eso es naturalmente erróneo, mi querido Simplicio.
SIMPLICIO: ¿Acaso no me escuchaste? Claramente no sabes nada de botes.
SALVIATI: Simplicio, la madera nueva, crecida localmente, es perfecta para construir botes.
SIMPLICIO: ¡Patrañas! Son lo peor, por eso siempre perdimos las carreras de botes contra los Polutos de más al norte. Si al menos nos hubiéramos…
SALVIATI: ¡Simplicio!
SIMPLICIO: ¿Qué?
SALVIATI: La última carrera la ganamos nosotros.
SAGREDO: Eso es cierto, Salviati, lo recuerdo bien.
SIMPLICIO: (Perplejo) Pero… eeeeh… fue suerte.
SAGREDO: A mi parecer fue un acierto de las investigaciones de nuestras universidades, que encontraron los materiales perfectos para construir los botes.
SALVIATI: Estás en lo cierto, Sagredo. Es más, fue un estudiante de postgrado el que encontró la forma de hacer crecer los árboles que necesitábamos en las cercanías de la ciudad, cuando antes debían ser importados desde el norte.
SAGREDO: A propósito, ¿no estaban estos estudiantes haciendo gestiones para obtener la TNE para cruzar el río en los botes públicos?
SALVIATI: Así es, Sagredo, la "Tarjeta Naviera Estudiantil" es un beneficio que de todas maneras se merecen los estudiantes de postgrado.
(Dirigiéndose a Simplicio) ¿No lo crees así, estimado Simplicio, tú que hasta hace poco trabajabas en la Junta de apoyo estudiantil?
SIMPLICIO: ¿Qué es un postgrado?
SAGREDO: Ja, ja, ja. Hasta yo sé lo que es eso, Simplicio. Se trata de estudios de investigación que hacen los profesionales después de obtener su pregrado.
SIMPLICIO: ¡Pero entonces es ridículo darles TNE! Esos son programas que cursan los dueños de las empresas ¿Por qué el estado tendría que ayudarlos?
SALVIATI: Nuevamente equivocado, querido Simplicio ¿Recuerdas a aquél que iba a tu lado en el bote hace una hora?
SIMPLICIO: ¿El joven que leía libros mientras nosotros disfrutábamos el paisaje?
SALVIATI: Exacto, él era un estudiante de postgrado.
SIMPLICIO: Pero… su vestimenta no era nada de ostentosa, no parecía el típico burgués de la zona.
SALVIATI: Tú lo has dicho, Simplicio. La mayoría de los estudiantes de postgrado son profesionales que optaron por la investigación en vez de firmar un contrato con una empresa.
SAGREDO: ¿Entonces no gozan de un sueldo?
SALVIATI: Correcto, Sagredo, ellos necesitan apoyo. Estarás de acuerdo ¿No, Simplicio?
SIMPLICIO: No lo creo, el médico de mi cuadra está estudiando para anestesista, y a pesar de ello, recibe una remuneración mejor que la mía.
SAGREDO: Tengo entendido que las especialidades médicas NO son postgrados. Así que no serían parte de esta discusión.
SALVIATI: Dices lo correcto, Sagredo, aunque algunas universidades decidan ayudarlos de todos modos.
SIMPLICIO: Muy bien, lo entiendo, ¿pero qué hay de mi jefe? él está haciendo un diplomado muy caro y, sin embargo, le sobra el dinero. No debieran darle TNE.
SALVIATI: Ahora sí acertaste, querido Simplicio, pues los diplomados tampoco son postgrados.
SIMPLICIO: ¿Entonces qué es precisamente un postgrado?
SALVIATI: Estudios de mayor grado, o sea, Magíster y Doctorado.
SIMPLICIO: Mmmmm… Ya veo. Aparecerá una avalancha de estudiantes pidiendo la TNE, será un tremendo problema burocrático cuando TODOS ellos hagan el trámite, entonces se usarán recursos que podríamos destinar a otras cosas.
SALVIATI: En la Universidad más grande de la ciudad ni siquiera la mitad hizo el trámite, solo el 42%, tendencia similar al resto. Al parecer NO TODOS la necesitan, sólo los que presentan desmedro socioeconómico.
SAGREDO: ¿Y cómo determinarán que existe desmedro socioeconómico, sabio Salviati?
SALVIATI: Los que dedican horario completo a su postgrado no tiene más ingresos que su beca, si es que tienen alguna, por lo que es claro el desmedro. Los que tengan dedicación parcial deberían acreditarla por los cauces tradicionales.
SIMPLICIO: Un momento, Salviati, ya que sabes tanto… ¿De cuánto dinero estamos hablando en el caso de las becas?
SALVIATI: Es variable, Simplicio. Algunas superan por poco las 200 monedas de oro y otras llegan a las 560.
SIMPLICIO: ¡Ajá! ¡Entonces tenemos estudiantes que están ganando más que el sueldo mínimo! Respóndeme esto, Salviati, y evita los eufemismos ¿Por qué un trabajador de esta ciudad que gana el sueldo mínimo debe pagar su pasaje completo y el estudiante que gana 560 monedas de oro debe tener regalías tarifarias?
SAGREDO: Al fin planteas algo coherente, Simplicio. Yo también me lo pregunto, Salviati ¿Podrías despejarnos esa duda?
SALVIATI: La respuesta es simple y directa, amigos. El trabajador, en su digna labor está buscando el beneficio personal a la vez que entrega su trabajo a un privado que lo recompensa con dinero.
El estudiante precisamente renuncia al que podría ser un jugoso sueldo profesional para poder dedicarse íntegramente a entregar un beneficio al estado, el producto de su investigación, algo que va en beneficio de toda la comunidad ¿Qué puede ser más meritorio que eso?
SAGREDO: Me has convencido con tu sabiduría, amigo Salviati. La TNE debe ser entregada a los estudiantes de postgrado.
SIMPLICIO: Un momento ¿Qué beneficio me trae a mí tener estudiantes de postgrado investigando?
SAGREDO: (Interrumpiendo) Permíteme intervenir, Salviati, creo que puedo responder eso. Como conversamos antes, las investigaciones acerca del cultivo de especies forestales útiles para la navegación han permitido desarrollar nuevos botes que nos permitieron ganar las últimas carreras que tanta alegría nos trajeron.
SIMPLICIO: Alegría para ti será, ¿Qué me importan a mí esas carreras?
SALVIATI: Quizás sí te importe que la mejora en los materiales haya hecho botes más durables, disminuyendo los costos de mantención, lo que se ha traducido en la posibilidad de hacer transbordos sin pago adicional.
SIMPLICIO: (Perplejo) Mmmm… Sí, pero… no me convence que… eeeh… ¡Miren, ahí viene uno de los marineros que trabajan en los botes! Seguro tendrá razones para no aceptar que le imponga otra rebaja en los pasajes.
SAGREDO: Creo que lo conozco ¿No es uno de los principales marineros dueños de botes?
SIMPLICIO: Sí, es el señor Marinerakis.
MARINERAKIS: Saludos, nobles señores. Me pareció escuchar mi nombre ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes?
SIMPLICIO: Señor Marinerakis, ¿sabía usted que existen mociones para otorgar rebajas en la tarifa de sus botes para los estudiantes de postgrado?
MARINERAKIS: ¡Qué! ¿Otro grupo más de flojos que quieren que les regalen todo?
SAGREDO: ¿Flojos? Hasta donde tengo entendido, los estudiantes de postgrado deben estar dentro de los ciudadanos más sacrificados.
SALVIATI: Aciertas en eso, buen Sagredo. Los estudios son duros, las tesis son largas y no tienen horario para ello, trabajan de día o noche, o ambas. Incluyendo fines de semana.
MARINERAKIS: Yo también he tenido una vida bastante sacrificada, y aún así me las arreglé. Y siempre pagué mi pasaje completo. Ellos tienen su beca, que paguen con ella.
SAGREDO: Creo que a estas alturas, el mismo Simplicio puede rebatir ese argumento. Los estudiantes de postgrado trabajan para el estado, para todos nosotros.
MARINERAKIS: (Dudando) Eeeeh… Mire, no sé. Lo que es claro es que en este momento el sistema de botes está con un tremendo hoyo financiero. Dado el déficit que existe, es inviable pensar en más rebajas tarifarias.
SALVIATI: Señor Marinerakis, Si usted rechaza otorgar la TNE a estudiantes de postgrado y así evitar mayores apuros financieros, permítame decirle que sus matemáticas y su contabilidad son en extremo limitadas.
¿Por qué, se preguntará usted? Hagamos un ejercicio simple: Cuente los estudiantes de postgrado que harían uso de la TNE y compárelos con el total de usuarios de los botes.
Mire, el último censo, de hace 8 años ya, indicó que la población urbana de esta región, sus potenciales usuarios, superaba largamente los 4.000.000 de personas. Usando este valor, y suponiendo que en estos 8 años la población no ha aumentado, hagamos la comparación con los estudiantes de postgrado: La fracción que solicitó la TNE no supera los 6.000 estudiantes. Un cálculo simple le dirá que éstos representan el 0,15% del total de usuarios ¿Pretenderá usted que este 0,15% significará alguna diferencia real para afectar el déficit financiero del sistema?
Si queremos solucionar el problema del déficit, créame que no sacamos nada con negarle la TNE a los estudiantes de postgrado. Ese hoyo debe ser abordado por políticas más gruesas y nuevas normativas, por ejemplo, aquellas que eviten la presencia de polizones que evaden el pasaje.
SAGREDO: Qué contundente análisis, amigo Salviati. Una vez más ha sido un placer escuchar tus sabias palabras. Quizás si más gente te escuchara, nuestra ciudad sería un lugar más bello para vivir.

Autor:

Carlos Salazar Morey
Bioquímico, PUC
Magíster Cs.

 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
Celular: 93934521
WWW.CONSULTAJURIDICA.BLOGSPOT.COM
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Desafíos de un padre en postgrado

Desafíos de un padre en postgrado

Publicado el 29 de junio de 2010

Este mes nos ha tocado conmemorar a aquellos co-protagonistas fundamentales de la vida de toda persona: lo papás.

Mi objetivo aquí es mostrar que la crianza y el cuidado de los niños en el mundo académico no son sólo tema de las mujeres, ni tampoco de los facultativos. La mayoría de las comunidades académicas incluyen madres y padres alumnos, quienes tienen necesidades para el cuidado de la familia. En este contexto, estoy interesado en tratar el tema de los padres alumnos de postgrado, ya que a medida que analizo mi vida me doy cuenta que ser alumno ha moldeado mi paternidad más que el mero hecho de ser un hombre. Para ello me baso en mi escasa y arbitraria experiencia personal como reciente padre y en la observación de las experiencias de colegas que se encontraron en la misma situación durante el postgrado. Además, uso como referencias publicaciones hechas por otros colegas hombres y mujeres (madres o no) profesionales en postgrado publicadas en la pagina web de la ANIP y en otras revistas de interés científico(1). Veo que en términos de paternidad y del cuidado de una familia, ambos padres, independiente del género, tenemos mucho en común. Más aún cuando en muchas ocasiones hombre o mujeres solos enfrentan el desafío de cumplir los dos roles.

Voy a discutir, lo que creo que son los retos más importantes que encaran los padres alumnos de postgrado en el mundo académico actual, y ofrecer algunas sugerencias para hacer de las universidades un ambiente más inclusivo y humano, que sea lo suficientemente flexible para incluir de forma apropiada a los alumnos de postgrado que tienen hijos.

Como el título de esta nota sugiere, mi punto de vista respecto a la paternidad se fue formando cuando era alumno de colegio en mi país de origen, Bolivia. Comencé a percibir la paternidad en mi generación a partir de mis compañeros, jóvenes de los que se decía "habían truncado su futuro producto de una paternidad temprana e inesperada", casi como una sentencia a cadena perpetua que llegaba para frenar sus vidas. Una fuerte lección que vi reforzada en la Universidad, donde los amigos y compañeros, nos cuidábamos para no "caer" en una paternidad no deseada ya que esto podría "truncar" nuestras carreras. Así llegué al postgrado, y la historia no ha cambiado, a pesar que se supone que la madurez ha llegado a nuestras vidas, aún me parece que no tenemos la potestad sobre nuestro destino fundamental, nuestra razón biológica de existir, la paternidad. De hecho, creo que esta cadena de presión, podría empujar a la sociedad chilena (y a cualquier otra) a un proceso demográfico de envejecimiento, al menos de aquel sector que representa el capital humano avanzado. Sin embargo, creo que analizar las consecuencias de ello va más allá del objetivo de esta nota.

Pero, ¿por qué la paternidad y el postgrado no son compatibles para el subconsciente académico colectivo y de los encargados de la gestión de las iniciativas y políticas de postgrado? Creo visualizar algunas causas que expongo a continuación.

Primero. Aún existen profesores que consideran que tener hijos durante el postgrado no es bueno, obviamente porque ello implicará dedicación de tiempo y energía a otras tareas que no son las de realizar investigación, ni que hablar de las publicaciones que deben producirse, buscando altos estándares de calidad. Esto queda excelentemente ejemplificado y expuesto por Carolina Muñoz, además de los comentarios a sus notas publicadas con motivo del día de la madre.

Segundo. Es la percepción que se tiene del "alumno" de postgrado, una persona sin mayores responsabilidades, sin historia, sin vida, es alguien que llega hasta esta instancia sólo para formarse a un mayor nivel, en un esquema vertical y hacer investigación sin más aspiraciones personales que la del postgrado. No se considera que muchas de esas personas, son casadas, tienen hijos y por tanto, otras responsabilidades y expectativas personales, como es ejemplificado en las notas publicadas por Lorena Lobos y Adriana Aránguiz.

Tercero. Generar condiciones más incluyentes para los alumnos de postgrado, representaría una carga económica y logística muy complicada para las universidades y las agencias gubernamentales y no gubernamentales encargadas de las iniciativas y políticas de desarrollo científico y humanístico de postgrado como es ejemplificado en las notas anteriormente mencionadas. Dada la reticencia a cubrir estos costos o que dicha posibilidad exista, se penaliza a quienes son padres deshaciéndose de esa forma de un potencial problema.

Sin embargo, esta actitud hacia los alumnos profesionales de postgrado esta cambiando, hay muchos ejemplos de ello pues sólo debemos ver a las personas que independientemente de las predicciones de muchos, han asumido la paternidad en distintas etapas del postgrado y han terminado exitosamente el mismo. No ha sido fácil, y como diría Silvio Rodriguez "no es lo mismo, pero es igual".

El sistema de gestión del postgrado está mejorando, aunque el proceso es lento. Afortunadamente en Chile existe la ANIP, que ha estado trabajando para mejorar las condiciones en las que se desarrolla el postgrado, para mejorar las condiciones en que viven los alumnos; porque está claro que si no nos preocupamos nosotros de nuestros problemas y necesidades, el mundo de los académicos y de los gestores de postgrado en Chile, por si mismos, no lo harán. Hasta ahora se han logrado grandes beneficios en las becas nacionales para aquellos que somos padres como por ejemplo, el bono por hijo, y el pre y post-natal para las mujeres profesionales en postgrado que tienen hijos durante este periodo, así como el bono previsional. Mejor es la situación para aquellos profesionales que desean hacer estudios de postgrado en el extranjero, ya que el programa de Becas Chile (2010) ofrece el bono por hijo, pasajes para los hijos y la conyugue, además de seguro de salud que cubren a los hijos. A nivel institucional, CONICYT es el mejor exponente en este tipo de iniciativas, mientras que MECESUP, AGCI y otras becas otorgadas por las universidades, aún no lo han hecho. Pero no sólo ocurre a nivel nacional sino a nivel mundial, ya que hoy hay más becas y beneficios adicionales para aquellas personas que tienen hijos antes o durante el desarrollo del postgrado. Obviamente estas oportunidades son más atractivas para los profesionales nacionales que son padres y quieren realizar un postgrado en el extranjero, pasando a ser cautivados y retenidos por otros países, contribuyendo a la fuga de cerebros de Chile.

Entonces, ¿cuáles son los principales retos para los padres alumnos de postgrado? Tal vez los más persistentes y fundamentales están relacionados con: el estereotipo que la academia utiliza para describir a los alumnos de postgrado; el prejuicio de facultativos y administrativos acerca de que la paternidad y el postgrado no son compatibles y la falta de iniciativas y políticas por parte de las agencias gubernamentales y no gubernamentales dirigidas a respaldar la paternidad durante el mismo.

Creo que las iniciativas desarrolladas por CONICYT para los becarios nacionales son de las mejores a nivel nacional, y deben ser imitadas y mejoradas por otras agencias y equiparadas a los estándares de BECAS CHILE para el extranjero.

Es tangible la necesidad de programas de cobertura de salud para la gente de postgrado que incluyan a los hijos cuando sea pertinente (FONASA, ISAPRE, o programas de las mismas universidades, como el recientemente anunciado por la Universidad Católica de Chile en Santiago).

Es necesario contar con salas cuna que permitan a los padres tener la flexibilidad y tranquilidad de dejar a sus hijos en un lugar que garantice su seguridad para que ellos puedan concentrarse en sus trabajos de investigación y publicaciones.

Es necesario que las universidades y centros de formación de postgrado progresen en las condiciones que ofrecen a sus alumnos de postgrado, convirtiéndose en casas de estudios más incluyentes y vanguardistas, no sólo desde la perspectiva técnico-científica, sino también humanista. El desarrollo de salas cuna dentro de las universidades debería ser un reto a conquistar no sólo para el postgrado, sino también para el pregrado.

Todo esto puede mejorar y debe hacerse para bien del postgrado en Chile y de aquellos profesionales que están dispuestos a contribuir durante el postgrado al desarrollo de la ciencia en este país. Nosotros mismos, los profesionales en postgrado debemos ser los artífices y gestores de este proceso de cambio y progreso.

1. Johansen, S. 1996. Perspectives of a Graduate Student Father. The History Teacher, 29:4, pp. 487-492.

Autor:

Renzo Vargas R.
Biólogo, Universidad Mayor de San Simón, Bolivia
Doctorando en Ecología y Biología Evolutiva, UChile

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
Celular: 93934521
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