José Luis Cordeu, miembro del Grupo Temático sobre bioenergía de la FAO
ARNALDO GUERRA M.
A la bioenergía se la mira como la salvación y también como amenaza. Muchos la acusan de que, como se elabora a partir de productos agrícolas, por ejemplo maíz, pone en riesgo la alimentación del planeta. Pero José Luis Cordeu, miembro del Grupo Temático sobre bioenergía de la FAO, es tajante: "No existe la rivalidad entre alimentos y biocombustibles".
No son palabras a desechar viniendo de un especialista con más de 28 años de trabajo precisamente en el organismo dedicado a luchar contra el hambre en el planeta. No desconoce que hay un impacto, pero es enfático en decir que no es tan grande como se anuncia.
- ¿Hay riesgos para la seguridad alimentaria con el auge de los biocombustibles?
- Sí, existen riesgos, pero creo que han sido magnificados y puestos dentro de un enfrentamiento casi de guerra. Los biocombustibles líquidos, como todo proceso de cambio, van a generar ganadores y perdedores. Los primeros son los productores rurales y, Dios lo quiera, especialmente los pobres, que se beneficiarán, después de un siglo de declinación en los precios agrícolas, de un aumento de los mismos a raíz de diversos factores, entre los cuales están los biocombustibles. Mientras que los perdedores son los urbanos, especialmente los pobres, que deben consumir alimentos a un mayor precio - aunque no tan altos, como algunos analistas pretenden- , para los cuales se deberán implementar políticas especiales.
- ¿Qué otros factores influyen en la actual situación de los cultivos?
- El gran aumento de las importaciones de alimentos de países como China e India y otros emergentes, así como sequías en distintos lugares del planeta, están entre los elementos que han empujado hacia arriba los precios de las materias primas agrícolas.
Los biocombustibles están jugando en este proceso el papel de chivo expiatorio de todas las desgracias, pero no podemos ignorar que también han influido en el aumento de los precios agrícolas, aunque su influencia no es tan grande como la que plantean algunos.
- ¿Por qué los biocombustibles no harán peligrar la alimentación mundial?
- Los biocombustibles no tienen por qué poner en peligro la alimentación.
La primera razón es porque la cantidad de tierra dedicada a cultivos bioenergéticos es sólo el 1% del total disponible a nivel mundial, de acuerdo a un documento reciente de la Agencia Internacional para la Energía.
Según la misma fuente, ésta puede alcanzar del 2,5% al 3,8% para 2030. Además, existen cientos de millones de hectáreas disponibles en el mundo. Una parte importante se encuentra en Brasil (más de 300 millones de há), pero también en EE.UU., Rusia, Australia, Canadá, Argentina, Colombia, Ucrania, Venezuela, México, etc.
Parte de esta tierra podría ser utilizada para cultivos energéticos e ir en beneficio de los productores rurales que actualmente se encuentran en condiciones de pobreza. Esto no compromete la seguridad alimentaria sino que, por el contrario, la aumenta.
- ¿Es posible el equilibrio entre las producciones de alimentos y biocombustibles?
El desarrollo equilibrado de la bioenergía y los alimentos dependerá, fundamentalmente, de las políticas gubernamentales - agrícolas, energéticas, ambientales y comerciales- y de los cambios tecnológicos. Es importante que los países diseñen políticas de biocombustibles que promuevan y aseguren la rentabilidad de éstos, así como también que los beneficios de esta producción alcancen las zonas rurales y garanticen y promuevan el acceso a alimentos de los sectores más desprotegidos. Por ejemplo, el "Sello Combustible Social" del Programa de Biodiésel en Brasil promueve la inclusión social y el desarrollo regional con la generación de empleo y renta para los agricultores familiares o pobres rurales.
- ¿Será pasajera esta nueva situación para los cultivos?
- Esto es difícil de contestar, pero es mi esperanza que sí sea una situación que marque un nuevo empuje para la agricultura. Pero un llamado a la cautela es la posibilidad que los países desarrollados hagan con los biocombustibles lo mismo que hicieron antes con los productos básicos agrícolas; es decir, les destinen enormes montos de subsidios, que hoy llegan a casi 1.000 millones de dólares por día.
- ¿Cómo debieran aprovechar esta bonanza los países en desarrollo?
- Los países que se beneficien de la nueva matriz energética deben, por todos los medios posibles, buscar que su agricultura de exportación sea procesada o agroindustrializada, incluyendo los biocombustibles. n
¿Quién es Cordeu?
José Luis Cordeu se inició en lo agrícola internacional en 1966, como delegado argentino ante la Alalc, representando a la Secretaría de Agricultura de Argentina. Y desde entonces está ligado al sector, como asesor de la Sociedad Rural Argentina y en diversos cargos en el gobierno de su país. Fue economista agrario del Banco Mundial, en Washington DC, y desde 1979 trabaja en la FAO, en Santiago, donde ocupa el cargo de oficial principal de Productos Básicos y coordinador del Grupo Departamental Económico y Social.
Arnaldo Guerra M..
Saludos
Rodrigo González Fernández
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