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Desde la última mitad del siglo pasado, las innovaciones científicas y tecnológicas han sido un importante impulsor del crecimiento económico. Sin embargo, muchos de los beneficios sociales y económicos derivados de estas innovaciones no han podido alcanzar a un gran porcentaje de la población en Latinoamérica. Regionalmente, las estadísticas muestran una brecha digital considerable. En Colombia, Brasil y México, más del 90% de los hogares aún no cuentan con una PC y aproximadamente un 85% de la población en estos países no utilizan la Internet. En Costa Rica, la brecha es ligeramente menor, con una penetración del 20% de la PC y 23% de la Internet. Existen millones de hogares sin acceso a la tecnología. Además, según un reporte emitido por la División de Tecnología de Información y Comunicación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la penetración del Internet en Sudamérica es apenas del 11% y en Centroamérica del 12% comparada con el 62% en Norteamérica. La globalización ha llevado a un mayor número de compañías a entrar a un nuevo escenario global en donde enfrentan problemas sociales muy complejos. Para tener un impacto en las áreas más importantes en términos de responsabilidad social corporativa (RSC), las grandes empresas requieren estar enfocadas cada vez más en la ciudadanía corporativa, pero con una visión más amplia. La RSC es mucho más que filantropía: mientras es importante proveer fondos, también debemos impulsar una cultura de acción. Nosotros representamos el liderazgo corporativo latinoamericano; todos compartimos un interés común en una economía fuerte y vibrante, que comienza con impulsar asociaciones públicoprivadas y con expandir nuestra función de líderes mas allá de la oficina, acercándonos a la comunidad. Podemos dar numerosos ejemplos a nivel mundial sobre fórmulas de acción exitosas. Mediante asociaciones con la comunidad internacional de desarrollo, así como con gobiernos federales y locales, las empresas latinoamericanas y las multinacionales pueden ayudar a implementar la tecnología para colaborar con los individuos y las comunidades en las áreas de capacitación y desarrollo de micro empresas. Otro factor importante es proveer mas que fondos; es indispensable que nos involucremos de lleno, arremangandonos la camisa. Mientras formamos intensamente asociaciones con los gobiernos locales y regionales, se hace más obvio que instituciones no lucrativas que promueven la adopción de la tecnología, requieren otras formas de apoyo además de dinero. Por un lado están los donativos de tecnología, en la forma de PCs, impresoras y herramientas de software y, por el otro, ofrecer tiempo, tanto de directivos como de empleados, para trabajar como voluntarios, maestros y mentores. Consideremos una relación más estrecha con estas organizaciones al otorgar capacitación práctica o soporte en laboratorio. La salud de nuestra región está relacionada de manera innata a los conocimientos de su fuerza laboral, por lo que resulta crucial el acceso a la educación y la capacitación. Una importante consideración al asociarnos con esas organizaciones, es participar en el desarrollo de la metodología que permitirá abordar la brecha digital. Al contribuir a desarrollar una práctica auto-suficiente, puede ser transmitida y replicada por otros. Un claro ejemplo son los Centros Digitales Comunitarios (Digital Community Centers). Estos centros, creados a través de asociaciones entre el sector privado y público, específicamente brindan acceso a tecnologías de información y comunicación en las comunidades. Asimismo, muchos centros ofrecen cursos de capacitación para ayudar en la educación y la creación de empleos. Las empresas, tanto locales como ultinacionales, permiten el desarrollo de agendas de capacitación y facilitan la educación de futuras fuerzas laborales. Los centros más exitosos también apoyan programas para becarios y capacitación práctica. De momento, podemos iniciar la reducción de la brecha digital actuando localmente poco a poco, paso a paso, ayudando a un grupo a la vez, y después continuar con esfuerzos más ambiciosos. uchas organizaciones se concentran en los líderes del mañana, que sienten fortalecidas sus capacidades cuando accesan a la tecnología. Al difundir en esta audiencia el mensaje claro de que ellos pueden hacer cualquier cosa, estamos contribuyendo al desarrollo de la siguiente generación que se convertirá en nuestra empleada, cliente y socia en un futuro no muy lejano. También actuemos con los gobiernos locales. Posiblemente ya existen programas que necesiten de nuestro apoyo. Averiguemos lo que están haciendo otras empresas multinacionales y regionales. Es posible que éstas también estén interesadas en crear asociaciones. Existen varios premios globales y regionales que miden y reconocen el impacto en el acceso a la tecnología de la información, tales como el premio de Inclusión Digital INFO (INFO Digital Inclusion Award) y el premio de Inclusión Digital Il Telemar (II Telemar Digital Inclusion Award). Estos premios representan un gran recurso para evaluar programas potenciales, ya que reconocen a las empresas y organizaciones que trabajan para mejorar la disponibilidad tecnológica en todas las industrias, incluyendo gobierno, así como para reconocer que dichos programas son absolutamente vitales para el éxito de Latinoamérica. Como se discutió en el Foro Económico Mundial (FEM) más reciente, Latinoamérica necesita mejorar su acceso a la tecnología. El FEM comprobó la correlación existente entre proveer este acceso y el desarrollo de una población más culta, que es la base fundamental para una economía fuerte y competitiva. Adicionalmente, hoy en día los consumidores latinoamericanos esperan una mayor conciencia de las empresas que operan en la región; los consumidores están buscando construir relaciones con los negocios y sus marcas, esperando algo más que filantropía. Si respondemos a esta expectativa podremos asegurar una reputación fuerte y positiva a los ojos de los ciudadanos y clientes latinoamericanos. Como líderes empresariales y ciudadanos corporativos, somos responsables de brindar acceso a los individuos y las comunidades más necesitadas de la región a tecnología que acelere el desarrollo social y económico. Reducir la brecha digital redundará en una fuerza laboral más educada y una base de clientes más conocedora. Con esto no sólo mejorará la calidad de vida, sino también asegurará el crecimiento económico de nuestra región y el éxito de nuestros propios negocios. |
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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