METAS  DEL MILENIO:
Pobreza cae en América  Latina, pero poco
Por Diego  Cevallos*
 MÉXICO, 2 jul (IPS) - En el promedio  estadístico sobre el avance hacia los Objetivos de Desarrollo de las Naciones  Unidas para el Milenio (ODM), América Latina lleva la delantera en el Sur. Pero  reprueba en la meta central: reducir la pobreza.
 El porcentaje de población viviendo con  menos de un dólar por día en la región bajó de 10,3 a 8,7 por ciento entre 1990  y 2004, lo que se considera un descenso insuficiente. 
En cuando a la  distribución del ingreso, las noticias no son mejores, pues la participación de  la quinta parte más pobre de la población en el consumo nacional cayó de 2,8 a  2,7 por ciento. 
Así lo indica el informe sobre los ODM presentado  este lunes por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que incluye en su  mayoría datos hasta 2004 compilados por más de 20 organizaciones dentro y fuera  del foro mundial. 
Corresponsales de IPS recabaron en algunos países  datos actualizados a 2006 y la conclusión es que el retraso latinoamericano  continúa en materia de pobreza. Además, expertos consultados ponen en duda datos  oficiales que dan cuenta de leves mejorías, y cuestionan los programas oficiales  de combate a la pobreza. 
Según el informe de la ONU, el descenso de la  pobreza en el mundo en desarrollo fue de 31,6 a 19,9 por ciento promedio entre  1990 y 2004, es decir 11,7 puntos porcentuales. 
Aunque América Latina y  el Caribe tienen menos pobres que las otras regiones, aquí el descenso de  personas en tal situación fue de apenas 1,6 puntos. 
El primero de los  ODM, definidos en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las  Naciones Unidas (ONU) en presencia de muchos de los jefes de Estado y de  gobierno de los 189 países entonces integrantes del foro mundial, es reducir a  la mitad para 2015 respecto de 1990, el porcentaje de la población que padece la  pobreza y el hambre. 
Entre las metas figuran garantizar para 2015 la  educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la  población de personas sin acceso a agua potable ni medios para costearla.  
Otros objetivos establecidos en 2000 por los 189 países entonces  integrantes del foro mundial fueron promover la igualdad de género, reducir la  mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, el  paludismo y otras enfermedades y garantizar la sustentabilidad ambiental  fomentar una asociación mundial para el desarrollo. 
Casi todos los ODM  deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.  
En acceso a educación primaria, entre 1990 y 2005 América Latina y el  Caribe logró aumentar la cobertura de 87 a 97 por ciento, mientras el empleo  femenino no agrícola pasó de 37 a 42 por ciento en el mismo periodo. 
El  informe reporta que la población femenina de la región también logró adelantos  en la representación política, pues la proporción de mujeres que ocupan escaños  parlamentarios aumentó hasta 20 por ciento en 2007, en comparación con 12 por  ciento en 1990. 
En lo concerniente a la salud, el informe señala que  todos los países de la región lograron notables progresos en la reducción de la  mortalidad infantil, de 54 defunciones por cada 1.000 nacidos vivos en 1991 a 31  en 2005. 
Además, menciona las mejoras en la atención de la maternidad,  con 89 por ciento de los partos de la región atendidos por personal de salud  calificado. Un aspecto negativo es que en algunos países pobres, especialmente  en América Central, la calidad de los servicios de maternidad sigue siendo  deficiente. 
Al referirse a la situación regional, los documentos de la  ONU aplauden la situación latinoamericana, pero advierten que también hay un  lento y marginal ritmo de erradicación de la pobreza y que "la disparidad en el  ingreso sigue siendo la mayor entre todos los países en desarrollo". 
Tal  situación se da a pesar de que el producto interno bruto de la región repuntó  entre 2002 y 2006 a un ritmo promedio de cuatro por ciento anual, y así seguirá  al cabo de 2007, según señala un estudio de la Comisión Económica para América  Latina y el Caribe (Cepal). 
En la región permanecen en situación de  pobreza 205 millones de personas, mientras que los indigentes suman 79 millones,  precisa esa agencia de la ONU. 
Para medir la pobreza de forma más  efectiva, la mayoría de los gobiernos de la región actualizaron sus formas de  evaluación más allá del parámetro de ingreso de un dólar por día, y pusieron en  marcha programas especiales para bajar esos índices, pero no han dado el efecto  esperado. 
En México, por ejemplo, está en marcha desde hace cinco años  "Oportunidades", un programa de asistencia social que entrega recursos y ayuda  nutricional y de salud a 25 millones de pobres a un costo global de 9,5 millones  de dólares diarios. Acceden a ese plan sólo las familias que mantienen a sus  niños en las escuelas y si las madres acuden a programas de salud junto a sus  hijos. 
A pesar de Oportunidades, la proporción de personas en pobreza  extrema, que incluye a quienes no pueden ni siquiera cubrir sus necesidades de  alimentación básicas porque reciben menos de 1,6 dólares diarios en el área  rural y hasta 2,2 dólares en las zonas urbanas, cayó de 20,3 por ciento en 2002  a 17,3 en 2004, pero repuntó a 18,2 en 2006. 
En Venezuela, según  proyecciones del gubernamental Instituto Nacional de Estadística, al cierre del  segundo semestre del año pasado 30,4 por ciento de los 6,3 millones de hogares  del país están en situación de pobreza, 9,1 por ciento de los cuales en  situación de pobreza extrema. 
Esos porcentajes eran de 34,9 y 9,3 por  ciento, respectivamente, en 1990, según la misma fuente. 
Para abatir la  pobreza, que se pondera al medir ingreso y cotos de la casta alimentaria, este  país lanzó el programa "Misiones". 
El economista Luis España, conductor  del proyecto de investigación "Pobreza" de la Universidad Católica Andrés Bello,  dijo a IPS que Venezuela puede proclamar que redujo la pobreza, pero advierte  que eso se produjo "dentro de una burbuja inflada por elevados y súbitos  ingresos petroleros que se gastan a manos llenas". 
En caso de que estos  ingresos disminuyan o no colmen las expectativas, "se reducirá otra vez el  ingreso en los hogares y volveremos a las mismas cifras estructurales de  pobreza", advirtió España. 
En Nicaragua, el último informe sobre los  ODM, difundido en enero por la ONU, indica que en 2006 el porcentaje de personas  en extrema pobreza era de 14, 9 por ciento, 4,5 puntos porcentuales menos que en  1990. El nivel actual está aún muy lejos de la meta pautada a 2015: bajar la  pobreza extrema a 9,7 por ciento. 
Tales cifras contrastan con una  investigación del sociólogo Óscar Vargas, quien señala que, pese a los múltiples  programas de combate a la pobreza aplicados en Nicaragua en los últimos 16 años,  el número de pobres en vez de reducirse aumentó. 
"Entre 1990 y 2006, más  de dos millones de personas se han incorporado a la pobreza. Ochenta y dos por  ciento de la población, es decir más de 4,2 millones de personas, viven por  debajo del umbral de la pobreza y de ellos 2,1 millones de nicaragüenses  malviven en indigencia", afirmaVargas. 
El experto respalda sus cifras  basado sobre un cruce de variables como el salario mínimo (60 dólares al mes),  el costo de la canasta básica (aproximadamente 100 dólares), las cifras de  desempleo abierto (45 por ciento de la población) y un estudio del Banco Mundial  según el cual el 10 por ciento más rico de los hogares (510.000 personas)  percibe un ingreso equivalente a lo que reciben 4,2 millones de nicaragüenses.  
En Argentina, los investigadores usan como representación de la  situación nacional lo que sucedió en el llamado Gran Buenos Aires, la populosa  periferia de la capital, entre 1990 y 2006, donde el porcentaje de los más  pobres o indigentes cayó en ese período de 12,5 a ocho por ciento de la  población. 
Laura Goldberg, investigadora del Centro Interdisciplinario  para el Estudio de Políticas Públicas, recordó que sólo en 2002 comenzaron en  Argentina los planes a gran escala contra la pobreza. 
Según explicó a  IPS, "hay una variación muy pequeña de los índices de pobreza con y sin planes",  lo que, a su entender, marca que los planes fueron ineficaces "en hogares de  gran tamaño" y que tuvieron "un impacto marginal" para reducir la indigencia.  
En El Salvador, el gobierno exhibe como éxito las estadísticas sobre  reducción de la pobreza, pero expertos las ponen en duda. 
Un informe de  la ONU publicado en junio indica que en 1991 había 31,5 por ciento de hogares en  situación de pobreza y 28,2 por ciento en pobreza extrema. El estudio afirma que  en 2005 los hogares pobres salvadoreños disminuyeron a 22,8 por ciento y los  indigentes a 12,3 por ciento. 
Pero Mario Paniagua, director ejecutivo de  la Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social,  sostiene que la pobreza no solo no disminuyó, sino que habría aumentado.  
A su entender el Índice de Precios al Consumidor oficial, junto con los  datos sobre remesas de dinero de los emigrados salvadoreños, tergiversan la  realidad y ofrecen un panorama engañoso. 
* Con aportes de  Marcela Valente en Argentina, Humberto Márquez en Venezuela y José Adán Silva en  Nicaragua.