María Elena Navas BBC Ciencia |
Unas 3,2 millones de adolescentes en Estados Unidos padece una enfermedad de transmisión sexual (ETS) afirma una investigación.
Las adolescentes no piensan que pueden correr riesgos de transmisión sexual. |
Esto significa que una de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 19 años en ese país está contagiada con al menos una de las ETS más comunes. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) la mayor prevalencia de estas infecciones se da entre las jóvenes de raza negra.
Pero también hay un alto nivel de ETS entre las adolescentes mexicano-americanas, con un 20% de la población contagiada.
El estudio, presentado durante la Conferencia Nacional de Enfermedades de Transmisión Sexual en Chicago, es el primero que investiga la prevalencia de estos trastornos entre niñas adolescentes.
"Es una cifra realista", le dijo a BBC Ciencia la doctora Adela Montero, directora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia de la Universidad de Chile.
"Y en Estados Unidos, donde más se han estudiado estas infecciones, ya antes se han encontrado altas tasas de clamidia en adolescentes con actividad sexual", agrega la experta.
Prevalencia
Los investigadores analizaron los datos de 838 adolescentes que participaron en la Encuesta Nacional de Salud de 2003-2004.
Este es un estudio anual que analiza una muestra representativa de varios asuntos de salud los hogares estadounidenses.
El VPH, que puede causar cáncer, es la infección sexualmente transmitida más común. |
Los científicos encontraron que entre las jóvenes estudiadas, un 18% tenían el virus del papiloma humano (VPH), un 4% clamidia, un 2,5% tricomoniasis y el 2% herpes.
Y entre las jóvenes que padecían ETS, el 15% tenían más de una de estas infecciones.
Los investigadores creen que la prevalencia podría ser más alta ya que otras ETS -incluidas sífilis, VIH y gonorrea- no fueron incluidas en el análisis.
La mayor prevalencia de ETS se presenta en las adolescentes negras, con el 48% de la población contagiada.
Y las jóvenes blancas y las mexicano-americanas mostraron una prevalencia del 20%.
Aunque el estudio incluyó a otras poblaciones hispánicas, los números no fueron lo suficientemente grandes como para incluirlos en la tendencia.
Cerca de la mitad de las adolescentes en el estudio dijeron haber tenido relaciones sexuales.
Y entre éstas, la prevalencia de ETS fue del 40%.
Esterilidad y cáncer
La situación, dicen los autores, es grave ya que estas infecciones pueden conducir a esterilidad y cáncer.
La clamidia es una de las infecciones más comunes en el mundo. |
El estudio muestra que la enfermedad sexualmente transmitida más común entre las jóvenes es el VPH.
"Un estudio en Chile encontró que el 30% de las jóvenes con actividad sexual tenían infección por virus del papiloma", señala Adela Montero.
Esta infección, que se propaga principalmente por el contacto genital, está asociada al cáncer de cuello uterino y también puede causar verrugas genitales.
"Pero es muy poco el porcentaje de estas infecciones que continúa y progresa a lesiones", explica la experta.
Sin embargo, como la infección no presenta signos ni síntomas, la mayoría de las personas que la padecen no saben que están contagiadas, pero sí pueden transmitirla por vía sexual.
Es por eso, dicen los autores, que los análisis, la vacunación y otras estrategias de prevención para las mujeres sexualmente activas deben ser una prioridad de salud pública.
"La clamidia es una de las infecciones bacterianas más frecuentes en este grupo de edades", afirma la doctora Adela Montero.
"Por eso se recomienda que por lo menos una vez al año las adolescentes sexualmente activas se sometan a un análisis de clamidia", agrega.
"Porque la clamidia puede producir infecciones subclínicas, dañar lo órganos reproductivos y causar infertilidad en el futuro".
Los expertos también recomiendan ofrecer a las niñas de entre 11 y 12 años la vacuna de VPH, seguida de inyecciones de refuerzo.
El problema, afirman los expertos, es que los programas de prevención de ETS no se utilizan adecuadamente porque las niñas y adolescentes no piensan que están en riesgo.
"Por eso se necesitan más programas de educación sexual y hacer consciencia entre las adolescentes sobre los riesgos de la actividad sexual sin protección".