ROMA, domingo, 4 noviembre 2007 (
ZENIT.org).- Transmitir la fe a la nueva generación parece haberse convertido en algo más difícil que nunca en un mundo cada vez más secularizado.
Un libro ofrece recomendaciones sobre cómo transmitir el mensaje a una nueva mentalidad fuertemente influenciada por los cambios en la tecnología mediática.
«Googling God: The Religious Landscape of People in Their 20s and 30s», publicado por Paulist Press, está escrito por Mike Hayes, director adjunto de Paulist Young Adult Ministries.
En la introducción, Hayes explica que a pesar de que muchos dudan de que los jóvenes sean religiosos, se puede constatar un despertar religioso entre algunos de ellos.
Hayes presenta un examen interesante de los jóvenes en los Estados Unidos. Su libro es útil también por las pautas que ofrece sobre cómo utilizar Internet y otros medios para comunicar.
No obstante, una limitación que es necesario observar es su rechazo superficial de lo que él denomina grupos católicos absolutamente ortodoxos. Su rechazo paladino de estos grupos en algunos pasajes del libro ofrece una visión incompleta de los beneficios comprobados y del considerable éxito que tienen entre los jóvenes.
Los jóvenes en los Estados Unidos, observa Hayes, viven en una época de cambios tecnológicos revolucionarios, incertidumbre sobre el futuro, y un deseo de gratificación inmediata. En cuanto a las comunicaciones, Hayes comenta que muchos adultos jóvenes están sometidos a un exceso de información. En medio de una competencia de reclamos de atención, es difícil para la Iglesia hacer que se escuche su mensaje, o saber cómo adaptarse a los cambios de mentalidad.
Distingue entre generación X, los nacidos entre 1964 y 1979, y los milenarios, nacidos desde 1980 en adelante. Los primeros tienden a ver el mundo de una forma más pluralista y exploradora. Los segundos buscan algo sobre lo que basar sus vidas. Sin embargo, Hayes pone alerta ante las generalizaciones, puesto que hay muchas diferencias dentro de cada generación.
Búsqueda de lo sagradoUna cosa que ambas generaciones tienen en común es un deseo de contemplación y de una liturgia que les presente el sentido del misterio y de lo sagrado. Hayes observa, por ejemplo, el renovado interés en la adoración eucarística y en algunas formas de oración contemplativa.
«En un mundo donde la vida parece tan efímera, los jóvenes buscan cosas de las que puedan depender, cosas que superen la prueba del tiempo, cosas que consideren verdad, y cosas que sean más grandes que ellos mismos», explica Hayes.
La creación de un espíritu comunitario a través de la liturgia es también un punto de atracción especialmente para la Generación X, que en muchos casos ha experimentado una falta de lazos familiares, debido tanto al divorcio como al vivir en hogares donde ambos padres trabajaban.
También hay, sin embargo, muchos jóvenes que no tienen ningún compromiso de fe. Una gran parte ha recibido poca información sobre su fe, otros se ven sumergidos en las exigencias del trabajo y la vida familiar, y algunos prefieren una forma privada de espiritualidad, lejos de la participación en actividades formales en la Iglesia.
No obstante, muchos de los que no van a la iglesia entran en contacto en momentos críticos como el matrimonio, la muerte de miembros de la familia o amigos, y en épocas de crisis personal. Hayes recomienda aprovechar estas oportunidades para llegar a los jóvenes.
Tras analizar la adoración eucarística, el rosario y la misa, Hayes también dedica una sección del libro a explicar cómo usar los medios modernos. Es necesario que hagamos un mejor uso de las páginas webs, de los e-mails, blogs y otras formas de llegar a los jóvenes, recomienda.
Esfuerzo virtualLas Iglesias utilizan con razón la última tecnología como medios para evangelizar. Antes de la reciente visita de Benedicto XVI a Austria, la archidiócesis de Viena presentaba un servicio libre vía teléfono móvil que ofrecía partes de los sermones y escritos del Papa, informaba el 30 de julio Associated Press.
El 21 de septiembre, el Times de Londres informaba de que la Churches' Advertising Network había comprado una isla en la popular página web Second Life.
La isla virtual se construyó como una réplica de la vida en la Palestina del siglo primero. Su objetivo es convertirse en un centro para la religión en Second Life.
El 25 de septiembre, el Washington Post informaba de que, el año pasado, las iglesias de Estados Unidos gastaron 8.100 millones de dólares en equipo de audio y proyección. Cerca del 80% de las iglesias han elaborado según parece sistemas de vídeo y audio, junto con diversos materiales online.
El artículo citaba un informe de TFCinfo, una empresa de investigación de mercados audiovisuales con sede en Texas, según la cual, el 60% de las iglesias tiene una página web, y más de la mitad envían e-mails a sus miembros. Otros medios utilizados cada vez más incluyen podcasts y mensajes de texto.
Algunos de los servicios ya están disponibles para la Biblia y, el 2 de octubre, la BBC informaba de un último, llamado Ecumen, que presenta oraciones diarias, tonos telefónicos y fotos para teléfonos móviles.
El fenómeno más reciente de las páginas de redes sociales no es un coto cerrado a la religión, como informaba el 30 de junio el New York Times. Actualmente existen algunas páginas webs sociales cristianas, donde los creyentes pueden tener contacto social sin tener que entrar en páginas donde está presente toda clase de contenido moralmente indeseable.
También están disponibles vídeo podcasts religioso, como informaba el National Catholic Register el 27 de mayo. A principios de este año el cardenal Justin Rigali, arzobispo de Filadelfia, debutaba en YouTube, con una serie de vídeos con reflexiones sobre el Evangelio.
Las archidiócesis de Filadelfia y Boston han usado también vídeos para dar a conocer algunos eventos, haciéndolos accesibles a un mayor número de personas, informaba el artículo.
Bautizar InternetEn el año 2002 el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales publicaba un documento titulado: «Iglesia e Internet».
«Dado que anunciar la buena nueva a la gente formada por una cultura de los medios de comunicación requiere considerar atentamente las características especiales de los medios mismos, la Iglesia necesita ahora comprender Internet», explicaba el Consejo vaticano (No. 5).
Internet ofrece muchas ventajas, como acceso directo a las fuentes de espiritualidad junto con la capacidad de superar las distancias. Ofrece de esta forma a la Iglesia nuevas posibilidades de comunicación.
Las nuevas tecnologías ofrecen también muchas posibilidades para la comunicación interpersonal y la interactividad social. Aunque estos medios son nuevos, el aspecto social de la Iglesia como comunidad es un principio de siempre, comenta el documento.
La Iglesia es, de hecho, «una comunión de personas y comunidades eucarísticas que nacen de la comunión de la Trinidad y se reflejan en ella» (No. 3). De ahí que la comunicación sea parte de la esencia de la Iglesia. Esta comunicación, indicaba el dicasterio, debería caracterizarse por la verdad, la responsabilidad y la sensibilidad a los derechos humanos.
El Consejo de la Santa Sede también constataba que el mundo virtual tiene sus limitaciones y que los planes pastorales deben dar la posibilidad a las personas de dar el paso del ciberespacio a la comunidad personal, donde pueden entrar en contacto con la presencia de Cristo en la Eucaristía y participar en la celebración de los sacramentos.
La Iglesia debería hacer pleno uso del potencial ofrecido por la tecnología de las nuevas comunicaciones para llevar a cabo su misión, recomendaba el documento. Al mismo tiempo, exhortaba el consejo, es necesario que tengamos presente que para todo tipo de medios, Cristo debería ser tanto nuestro modelo como la fuente del contenido que comunicamos. Un modelo tan válido para el siglo XXI como lo fue para los primeros cristianos.
Por el padre John Flynn, L. C.