La Bioenergía es Información y Conciencia
by Marisa on Abr.08, 2011, under Bioenergía, Cuántica, Dimensionalidad, General, La Conciencia
Depende de qué tipo de palabras utilices conseguirás tu objetivo o no. Depende de la interpretación que le des a las palabras de quien te habla conseguirás tu objetivo o no. Depende de la velocidad, intensidad y tono que utilices mientras hablas, de nuevo conseguirás tu objetivo o no. Y todo esto que depende de la información que procede de ti. Tiene además una relación exacta con tu nivel de conciencia y sin lugar a dudas afecta tu calidad de vida. Podríamos pensar que la información es todo lo que tienes dentro de ti, "tus programas internos" o tu software. Pero modificar un sistema de software como muchos sabemos es complicado y requiere de conocimientos específicos. En este caso, hay mucho en juego y Teresa Versyp, fisica cuántica nos explica a través del siguiente artículo cómo la información interactúa en la conciencia y modula las expriencias que vas viviendo.
"Energía, en su sentido más amplio, es lo que hace que las cosas sucedan. Aquí no nos estamos restringiendo al concepto de energía definido por Newton y medido en Joules. En efecto, hay varios fenómenos esenciales asociados con organismos, y especialmente con seres humanos, los cuales no se ajustan confortablemente con las nociones convencionales de energía. Por ejemplo, los modos de funcionamiento de la acupuntura y de la homeopatía. ¿Cómo puede el cuerpo responder a remedios tan diluidos a razón de menos de una molécula de la sustancia activa original? El cuerpo es sensible a una variedad de otras influencias sutiles que aún no pueden ser detectadas por ningún tipo de instrumento. De este modo puede reconocer una sustancia cuando incluso ésta se encuentra en una botella sostenida en la mano. Un número elevado de datos ahora da testimonio de la realidad del fenómeno de sanación. ¿Cómo funciona? Tal como se mencionará más tarde, muchas personas sensitivas pueden captar algún aspecto de lo que se conoce tradicionalmente como cuerpo energético, o visto en la forma del aura. Un número de técnicas nuevas están revelando ahora lo que se piensa que son correlaciones físicas del aura. Un método, la Visualización por Descarga de gas (GDV), constituye el objeto de estudio del volumen presente (Aura and Consciousness, Dr. Konstantin Korotkov). Francamente, más difíciles de ajustar con conceptos corrientes son los numerosos fenómenos paranormales, como la curación a distancia, detecciones sobre el mapa mediante el péndulo, la visión remota y la telequinesis, para los cuales tenemos una gran evidencia de que la acción es independiente del espacio, y asimismo frecuentemente del tiempo también.
Lo que destaca en muchos de estos fenómenos es la implicación de la mente, independientemente de los mecanismos sensoriales, nerviosos y musculares. Esto es incluso lo que pasa, a primera vista, en las terapias físicas, así como la acupuntura y la homeopatía. Mientras, naturalmente, la mente del paciente juega un papel en la sanación de su cuerpo, lo que es más difícil de entender es que la mente del terapeuta tenga también una influencia. Existe por lo tanto una relación muy íntima entre la bioenergía y la conciencia. Por esta razón, voy a intentar primero abordar de frente la conciencia. Como que no existe un punto de vista comúnmente aceptado, esto tomará una forma en cierto modo personal.
Considero la conciencia la suma de toda la experiencia inmediata, desde las sensaciones más simples y emociones, hasta las experiencias estéticas y espirituales más elevadas. Contrariamente a lo que supuso Galileo, la experiencia es la realidad primaria, y todos los conceptos e interpretaciones, sean expresados en un lenguaje verbal o matemático, son secundarios y representan los significados intelectuales que hemos añadido a la experiencia primaria.
Cuando miro hacia mi experiencia, la veo como si estuviera en capas. Desde las sensaciones más superficiales y voluntades, uno pasa a las emociones simples, luego a las más profundas, hacia los sentimientos más complejos y sutiles, seguido de indicios vagos y arquetípicos (el mundo imaginario), y así continuamente – parece no haber límite. Aparentemente situado aparte de éstos está el intelecto, el cual, sin embargo, los abarca a todos. El intelecto nombra, mide, clasifica e interpreta toda experiencia para hacerla transmisible a otros. Esencialmente construye el plano que Galileo consideró la realidad primaria. Hemos de tener en cuenta que, particularmente, cuando deviene más científico, este plano tiende a interpretar todo en términos de la experiencia visual, del cual el concepto de espacio derivó originalmente.
En el estado ordinario de la conciencia, el cual está dominado por este plano, una persona se ve a sí misma como mirando hacia fuera desde un punto central en el espacio hacia un mundo objetivo: un mundo bastante separado de él. Sin embargo, es posible, por ejemplo, en estado de meditación, desprenderse de algunas de estas interpretaciones conceptuales, y acercarse a una condición de pura conciencia. El individuo ahora encuentra que este punto central (el ego) se ha expandido en cierta manera de tal forma que toda experiencia adquiere algo de la cualidad de "mí". Consecuentemente existen dos puntos de vista del mundo: uno "desde fuera" en términos del plano, el cual lo ve en términos de la materia (u otros conceptos científicos como campos); y otro "desde dentro" en el cual todo está considerado perteneciente a la cualidad de la mente o de la conciencia. La bioenergía, que parece estar sobre la interfície de la mente y de la materia, puede, sin embargo, ser considerada desde ambos puntos de vista. Primero expondremos el punto de vista científico o "desde fuera".
Un rasgo primordial de la materia viva es su organización asombrosa. Está considerado ahora que todas las macromoléculas dentro de una célula participan en una estructura de alguna clase – y probablemente la mayoría de las moléculas pequeñas y también el agua. Lo más importante es que, a diferencia de la materia no viva, esta estructura es dinámica. Todas las estructuras, desde el agua hasta los orgánulos más grandes, están en constante movimiento y transformación. Específicamente, es la coordinación de toda esta actividad que requiere una explicación, y que es siendo estudiada ahora gracias al concepto de campos.
Mientras que el punto de vista de la realidad en términos de campos se aplica en el microcosmos de la Física Cuántica, deviene menos relevante para el mundo de la materia macroscópica, ya que, a una escala mayor, los patrones de onda de los átomos y moléculas individuales se cancelan. Lo que la nueva ciencia de la vida está diciendo es que esencialmente esto no es así para organismos vivos. Más que ser un mosaico de órganos u orgánulos, donde cada una de las moléculas se comporta al azar, un organismo soporta un patrón de campo muy complejo e interrelacionado en todas las escalas, desde el nivel atómico hasta el nivel del cuerpo entero. En el límite (pienso que esto ya está demostrado) es razonable pensar en el ser vivo como una totalidad cuántica con su patrón de onda global, de la misma manera que lo es el átomo.
Para organizar materia, un campo necesita ser coherente, como una nota musical o como luz láser. Sólo así entonces, puede formar las necesarias ondas estacionarias y patrones de interferencia. Es útil mencionar aquí el efecto Chladni, según el cual ondas sonoras sobre un plato de metal vibrante causan la formación de patrones en arena u otros polvos colocados sobre él. Como las estructuras vivas, estos patrones son estables, a la vez dinámicos. Aplicando este modelo a la célula viva, consideremos primero que todas las estructuras subcelulares están ligadas entre ellas solamente por uniones débiles. Estas uniones necesitan tener exactamente la fuerza correcta: demasiado débiles, se deshacen; demasiado fuertes, no pueden participar en los procesos de formación y de disolución que tienen lugar durante todo el tiempo. Cada tipo de vínculo tiene su frecuencia característica. Es aquí donde, por resonancia, un patrón de campo coherente puede causar modificaciones sutiles en la fuerza de estas uniones, precisamente en los lugares y tiempos adecuados, y organizar así lo que de otra forma hubiera degenerado en una estructura caótica – es lo que pasa de hecho cuando la célula muere.
Mientras que el punto de vista de campo de la realidad, y el entendimiento de que todo es energía, está introduciéndose con más fuerza en el pensamiento de la humanidad, es todavía difícil apreciar completamente la naturaleza dinámica de la materia – y especialmente de la materia viva. Esto es porque el mapa científico, estando ampliamente basado en el sentido visual (y en el uso de los nombres del lenguaje) nos proporciona la idea del ser en términos de una forma estática, con la dimensión del tiempo introducida para dar constancia de los cambios de una forma estática a otra. Pero el oído nos da un marco diferente. Tiempo y cambio son parte del verdadero ser musical. Así la metáfora de la música parece apropiada para conectar nuestro mapa intelectual de la ciencia con nuestra apreciación emocional de la realidad. Especialmente para organismos: por virtud de la naturaleza dinámica de su sustancia, el tiempo es parte muy obvia de su existencia. Más que una sinfonía, un organismo consiste en un patrón organizado de ciclos de diferente longitud. Y como una sinfonía, tiene un comienzo, una madurez y un final.
Llegados hasta aquí, uno puede concebir como la organización de la vida puede ser explicada por los campos conocidos del electromagnetismo y del sonido. Ambos están presentes en los sistemas vivos y, aunque extremadamente débiles, indudablemente juegan un papel. No obstante, la bioenergía tiene algunas características remarcables que requieren que vayamos más allá de estos campos clásicos.
1. Sensibilidad extrema, como por ejemplo en la homeopatía, y en la respuesta de los organismos a las señales electromagnéticas debajo del nivel de ruido térmico.
2. No-localidad. Mientras que el electromagnetismo y el sonido declinan de una forma regular con la distancia con respecto a la fuente, la bioenergía con frecuencia parece no respetar los límites espaciales. Por ejemplo, en la curación a distancia, en los trabajos con péndulo sobre el mapa, y una multitud de otros fenómenos paranormales.
3. El estrecho vínculo con la conciencia ya ha sido mencionado. Por añadidura (aunque menos demostrable) hemos de reconocer:
4. La influencia de entropía negativa. Mientras que el modelo para la medicina energética con frecuencia sugiere la transferencia de información específica con el objetivo de resolver un estado específico de salud o de enfermedad, algunas formas de bioenergía parecen no tener ningún efecto sanador específico. Esto puede estar asociado con sanadores, algunas hierbas, terapias electromagnéticas, cristales y preparaciones de aguas energéticas. Esto es así si éstos son fuentes de entropía negativa.
Estas características de la bioenergía están haciendo uso de conceptos nuevos en los límites del conocimiento físico. Próximos a éstos están las ideas nuevas sobre el éter. Éste puede ser visto como un mar turbulento de energía intensa virtual (inobservable), sobre la superficie del cual se manifiesta el mundo fenomenológico que conocemos. Dentro de los patrones de su actividad, es capaz de transportar información infinita. Ya que el éter es intrínsecamente multidimensional, se puede comprender como nuestro espacio tridimensional no tiene por qué ser una limitación, de tal forma que vínculos no-locales pueden devenir normales. Esta clase de ideas puede dar significado físico a ideas de alma o de espíritu, y del reino de la eternidad. Una metáfora particularmente idónea ha sido proveída en el holograma: así como cada parte de la imagen está distribuida a lo largo del holograma, cada parte del universo observable está conectada a través del éter en una forma no-local.
¿Cómo puede estar codificada la información en el éter y ser transmitida a los organismos? Para empezar a entender esto se requiere en relación con la biología la aplicación de un nuevo tipo de campos, diferente al electromagnético. De estos campos no-hertzianos, los más cercanos a la física ortodoxa son los potenciales. Ha sido demostrado en el experimento de Aharonov-Bohm que el vector magnético potencial puede tener efectos físicos. A diferencia de los campos electromagnéticos cuya acción es entendida en términos de fuerza, el vector potencial sólo puede influenciar relaciones de fase. Pero cambios en las relaciones de fase de las ondas electromagnéticas suelen ser suficientes para cambiar la forma de un patrón de interferencia. De esta manera se espera que el potencial tenga efectos biológicos – lo que de hecho se está empezando a ver. Un importante concepto aquí es que este campo está actuando confiriendo información, más que fuerza. Esto es consistente con la idea de que muchas formas de medicina energética, especialmente estímulos minúsculos como la homeopatía, actúen suministrando información específica que el cuerpo ha perdido en el proceso de generación de la enfermedad. Ahora que los procesos vitales del cuerpo empiezan a ser considerados cada vez más en términos de la dinámica no-lineal, puede ser comprendido cómo tales estímulos pueden ser suficientes para encadenar una transición de un estado metaestable a otro.
Sin embargo, la parte física del fenómeno bioenergético puede requerir otro tipo de campos no-hertzianos. Dos que han sido propuestos son los campos escalares y de torsión. Ambos de éstos han sido considerados, como los potenciales, como transmisores de información. A diferencia de los campos electromagnéticos, los cuales son transversales, los campos escalares pueden ser vistos como longitudinales, u ondas de compresión en el éter. Ya que ondas así no son realmente compresiones en un gas e involucran distorsiones en el tejido espacio-temporal, se hace necesario introducir dimensiones adicionales, en cuyo caso influencias instantáneas no-locales llegan a ser posibles. Adicionalmente, la teoría de campo escalar puede alojar conceptos de tiempo y energía negativos. Hay evidencia de que campos escalares pueden tener efectos biológicos.
La acción inmediata no-local es también una característica de los campos de torsión. Éstos surgen, como vórtices en el éter, de cualquier materia en rotación, sean partículas elementales u objetos grandes. Una buena fracción del trabajo ruso existe entorno los campos de torsión, tanto teóricos como experimentales, que ya han sido traducidos. Se espera que ambos de estos campos teóricos pronto puedan ser conocidos más ampliamente y ser validados experimentalmente, ya que prometen darnos una nueva comprensión tanto de la bioenergía como de la relación entre mente y cuerpo.
Así como el éter va más allá del espacio, va también más allá del tiempo, con lo cual el espacio mismo puede ser considerado como un constructo mental. Tampoco no hay un requerimiento absoluto para que el tiempo vaya hacia delante. De hecho, las antipartículas se mueven atrás en el tiempo. Pero, debido a nuestro tiempo positivo, y que la energía comporta la degradación del orden (aumento de la entropía), en concordancia con la segunda ley de la termodinámica, la noción de tiempo negativo implica necesariamente una imagen reflejada de energía negativa, el efecto del cual es incrementar el orden (disminución de la entropía). ¿Es posible que los organismos, para organizarse ellos mismos, capten esta energía negativa procedente del éter infinito? Si es así, a lo mejor podemos suministrar energía negativa terapéuticamente. Además, quizás la energía negativa pueda servir como definición física de la bioenergía.
Volvamos ahora al punto de vista interior, de la experiencia. La bioenergía puede ser experimentada conscientemente por bastante gente, en forma de varias sensaciones, usualmente en las manos - o en los ojos en caso de la visualización del aura. Y muchas personas que no pueden experimentar la bioenergía a primera instancia también pueden aprenderlo. Mucha gente en la mayoría del día, no obstante, permanece en el nivel ordinario de conciencia. Sin embargo, hay una variedad de métodos por los cuales puede ser demostrado que en el nivel subconsciente, todo el mundo es sensible a la bioenergía. Estos métodos incluyen complementos de la radiestesia, de la kinesiología, y de observaciones del aura. Existe también una variedad de métodos técnicos, como el electroencefalograma y mediciones de la resistencia de la piel, y otras maneras de detectar correlaciones físicas del cuerpo energético. De éstos, el que se conoce mejor es la visualización por descarga de gas (técnica GDV).
A partir de la experiencia directa de la bioenergía, ha surgido un modelo conceptual del cuerpo energético o anatomía sutil del ser humano. Lo esencial de éste, el cual existe en muchas culturas tradicionales, comprende un número de centros energéticos (chakras), principalmente a lo largo de la línea vertical central, y un sistema de canales (meridianos o nadis) a través de los cuales la energía circula y es distribuida a lo largo del cuerpo. Además, el concepto del aura está ampliamente extendido. Es vista como una estructura luminosa en capas que se extiende a pocos pies más allá del cuerpo.
Cuando la conciencia ha sido expandida más allá del foco de aproximación usual, por ejemplo, por la meditación, puede ir más allá de las sensaciones superficiales y percibir la naturaleza íntima del objeto. Deviene entonces posible la comunicación vía el campo energético – para obtener información, o atraer efectos deseados. Aquí, aparentemente, no hay una clara distinción entre efectos locales y no-locales (ya que el espacio es un concepto que pertenece a la conciencia ordinaria, no tiene significado a estos niveles). De este modo, sanadores o personas psíquicas pueden obtener información de una persona o un objeto localmente, con sus manos, o no-localmente, por clarividencia, a cualquier distancia arbitraria. Asimismo suelen ser capaces de afectar tanto la sanación local como la de a distancia, o la psicoquinesis. Parece entonces que la bioenergía puede que no esté necesariamente localizada, pero puede ser dirigida a cualquier lugar deseado por intención mental. Además, se sugiere que la aparente localización del campo energético de una persona durante su vida no tiene porqué ser una necesidad física. Más bien, puede ser materia de intención mental: la intención, quizás, del alma de permanecer con el cuerpo. Existen incluso algunos indicios de carácter experimental en esta línea.
Así, lo que de fuera nos llega como un concepto de alguna clase de campo, desde el interior se presenta a sí mismo como experiencia de una realidad mental interconectada. Una realidad que no está fijada objetivamente, pero que está abierta al cambio por intención mental. Entonces, desde dentro, la bioenergía aparece como energía mental. Un principio característico de la mente, no obstante, es encontrar o crear orden, o inteligibilidad, así puede, quizás, ser identificado con la idea exterior de una influencia que ordena, en forma de energía negativa.
Finalmente, discutiendo el punto de vista interior, uno tiene que recordar que todos los conceptos intelectuales (tal como "la mente es energía mental") inmediatamente llegan a ser extensiones del punto de vista desde el exterior, y como éstos, llegan a ser sustitutos para la riqueza de la experiencia real, la cual no puede ser directamente comunicada en palabras. En el límite, tanto los puntos de vista interiores como exteriores van más allá de cualquier clase de conceptos: la experiencia surge en contra de "lo que no puede ser expresado con palabras", y una ciencia objetiva acaba en el infinito éter no observable.
FUENTE:
http://www.teresaversyp.com/descargas/Informacion_Conciencia_Vida.pdf
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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