En una declaración de tres carillas, el ex Presidente Ricardo Lagos, no descartó restarse de una posible candidatura presidencial, aunque para ello precisó que es "fundamental tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno".
A través de una carta enviada desde Rotterdam, Holanda, Lagos Escobar detalló las condiciones que se hacen necesarias para asumir una nueva candidatura a La Moneda.
Agradeciendo y valorando la proclamación que realizó PPD el sábado pasado, el ex Mandatario reiteró que "no busco ni he buscado ser candidato para un segundo mandato presidencial", aunque "lo anterior no significa restarme a los desafíos del futuro".
Lagos detalló en la declaración de tres páginas que "sea quien sea" el candidato que asuma la tarea de postular a La Moneda el próximo año en la Concertación, primero "es necesario es necesario tener ideas y propuestas que conduzcan la acción del nuevo gobierno".
Y en segundo lugar profundizó su planteamiento de contar con una coalición ordenada y la importancia de tener un candidato supra-partidario.
"Es fundamental es tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno", sostuvo el ex jefe de Estado.
La siguiente es la declaración textual emitida por el ex mandatario:
El Partido por la Democracia (PPD), diversos parlamentarios, alcaldes y concejales de la Concertación y muchas personas me han pedido que acepte ser candidato a Presidente de la República en las próximas elecciones presidenciales.
Agradezco y valoro dichas peticiones y quisiera profundizar cual es mi posición ante ellos. Yo no busco ni he buscado ser candidato para un segundo mandato presidencial. Es por ello que he declarado reiteradamente que mi nombre no esta compitiendo en el proceso de designación del candidato de la Concertación.
Lo anterior no significa restarme a los desafíos del futuro. Ustedes saben bien que jamás he eludido un desafío de condición política cuando he tenido el convencimiento ético y político que es mi deber hacerlo, sobre todo cuando he sido depositario de las esperanzas de nuestro pueblo por un futuro mejor.
Así lo hice en tiempos duros frente a la dictadura, en la gran batalla del plebiscito, luego siendo ministro de los dos primeros gobiernos de la Concertación y sobre todo cuando tuve el inmenso honor de conducir el destino del país como Presidente de la República.
No soy yo, sino los ciudadanos quienes han juzgado y deben juzgar mi acción pública y la obra del gobierno que me correspondió encabezar. Estoy seguro que más allá de los avatares del conflicto político, que muchas veces deforma de manera mezquina lo realizado, finalmente se establecerá una visión honesta de un legado de avances económicos, sociales, de libertades, de construcción republicana y de integración exitosa de Chile al mundo.
Ello es mérito del esfuerzo de un país entero que se propuso metas altas y las logró.
Tales metas se inscribieron en la continuidad de los gobiernos de la Concertación que le han dado a Chile la dirección de los mejores veinte años de su historia en todos los planos.
Chile debe continuar esa senda de progreso. Estoy convencido que los electores están dispuestos a renovar la confianza en la coalición política siempre que ella misma muestre orgullo y defienda la obra realizada.
A condición igualmente de entender que el mundo atraviesa por momentos difíciles y cambios que requieren hoy unirse sin vacilaciones en el apoyo al gobierno de Michelle Bachelet y mañana una orientación sólida y clara que le permita hacer frente a las turbulencias, desafíos y oportunidades que requerirán respuestas nuevas y audaces. Esa será la exigencia de los chilenos al gobierno del futuro.
En consecuencia, dos cosas resultan indispensables tener claras en lo inmediato sea quien sea que encabece la lucha por conquistar la Presidencia de la República.
Primero, es necesario tener ideas y propuestas que conduzcan la acción del nuevo gobierno. Yo he esbozado algunas en 'El futuro comienza hoy'.
He dicho que lo fundamental a partir de los propios avances realizados, de las metas ya conquistadas es necesario plantear nuevos objetivos: un crecimiento basado cada vez más en el desarrollo de un sistema de innovación en ciencia y tecnología, una sociedad de garantías que progresivamente cubra de manera adecuada las exigencias de todos los chilenos en salud, educación, y protección social, una democracia más competitiva y más amplia y participativa, un Chile capaz de enfrentar de manera creativa y múltiple los desafíos ambientales y del cambio climático de manera audaz y pionera entre los países emergentes, en suma dar el salto que necesitamos para alcanzar el nivel de desarrollo equitativo que los chilenos están exigiendo.
Ello no será fácil en tiempos de crisis mundial. Requiere subordinar los intereses de las partes al de la coalición y los de la coalición a los del país de su conjunto.
Por ello, el segundo aspecto fundamental es tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno.
Se requiere una Concertación capaz de combatir el negativismo, los particularismos, los personalismos, las ansias de figurar a cualquier precio y la banalización de la acción política que conduce a dilapidar el patrimonio acumulado y al desvanecimiento frente al futuro. No fue ese el camino que nos llevo a los grandes logros que el mundo reconoce en la experiencia chilena. "Ese camino nos hubiese llevado a la paralización, al atraso y a la derrota".
Resulta indispensable superar el actual estado de cosas. Quien encarne nuestras esperanzas futuras como candidata o candidato presidencial debe de ser nombrado en un ambiente de unidad y confianza, de amistad cívica.
Se le deben otorgar los instrumentos para contar con el apoyo real y permanente de la coalición, sus dirigentes y parlamentarios. Se debe asegurar el carácter siempre supra-suprapartidario del Presidente de la República como jefe de la coalición para que pueda en torno a ideas y valores acordados y compartidos impulsar con eficiencia las tareas de gobierno. Democracia y eficiencia deben conjugarse para hacer un buen gobierno.
Ello requiere participación y consulta pero también disciplina y lealtad de quienes representan la coalición tanto en el gobierno como en el parlamento. No resulta comprensible que quien conduce la coalición de gobierno no tenga una palabra que decir sobre los candidatos de la coalición que sean elegidos en una elección simultanea.
Estoy convencido que sólo dando respuesta a estos dos aspectos y sobre la base de un compromiso sólido en relación a ellos, la Concertación, sus partidos y sus bases pueden superar los problemas actuales que se expresan en la
indisciplina electoral que no permitió un mejor resultado en las recientes elecciones municipales.
Creo que sólo este camino permitirá renovar la confianza que millones de chilenos tienen en la coalición, incorporar a las nuevas generaciones dándoles todo el espacio que deben tener en el diseño del futuro y ampliar la coalición a quienes desean una conducción de progreso y de mayores oportunidades.
RICARDO LAGOS ESCOBAR