
De Francisco Rubiales : Desde el Sur de Chile en que me encuentro de vacaciones , les recomiendo leer este libro para vacaciones a mis amigos politicos, abogados, interesados en la democracia , en fin a todos.Lo seguiremos comentando en nuestros blogs politicos.Felicitaciones a Francisco por esta interesante obra que nos iluminará los tiempos difíciles que enfrentaremos. Un abrazo Rodrigo González Fernández,
Políticos, los nuevos amos es el nuevo libro de Francisco Rubiales, publicado tras el éxito de Democracia secuestrada.
Como afirma el ex ministro Manuel Pimentel en el Prólogo, Políticos, los nuevos amos afronta el problema de la degradación del poder con extraordinaria valentía, claridad y profundidad.
Pimentel, que recomienda la lectura del libro a los presidentes, ministros, altos cargos políticos, militantes y a cualquier ciudadano inquieto y preocupado por la democracia, lo define como un libro duro, libre, alejado de lo políticamente correcto, capaz de provocar reflexiones y golpes de conciencia muy dolorosos.
Se trata de un análisis sobre los grandes poderes, especialmente sobre el poder político, cuya principal conclusión es que Existe un componente depredador y rastrero en el concepto de poder que nunca ha abandonado el escenario a lo largo de los siglos. Unas clases dominantes suceden a otras y cada época establece sus sistemas de dominación y sus reglas, pero el poder, aunque disfrazado, sigue siendo el mismo: depredador, al servicio de las élites, implacable y utilizado sólo por los amos como instrumento para dominar y sojuzgar.

ISBN: 84-96710-25-4
DL:  CO-1435-06
Edita: Ed. Almuzara
1ª Edición: enero 2007
 Los  poderosos, distintos en cada etapa de la Historia, parecen pertenecer a una  estirpe de dominadores que se transmiten unos a otros no sólo la filosofía de  sojuzgamiento, la espada, el mazo, la bayoneta o la ametralladora, sino también  una especie de «gen» que los impulsa a contemplar la sociedad desde arriba.  Ahora, al iniciarse el tercer milenio, están encarnados en las democracias,  adaptados a las nuevas reglas, ocupando, como siempre, las alturas del Estado y  ejerciendo, desde el poder político, el sometimiento. Con esos depredadores han  retornado las viejas doctrinas totalitarias y oligárquicas, camufladas también  con envoltorios democráticos y destilando ese elitismo que tan bien exponen  Strauss y Bloom y que sobresale en la influyente obra de James Burnham «The  Machiavellians: Defenders of Freedom»
 Los  poderosos, distintos en cada etapa de la Historia, parecen pertenecer a una  estirpe de dominadores que se transmiten unos a otros no sólo la filosofía de  sojuzgamiento, la espada, el mazo, la bayoneta o la ametralladora, sino también  una especie de «gen» que los impulsa a contemplar la sociedad desde arriba.  Ahora, al iniciarse el tercer milenio, están encarnados en las democracias,  adaptados a las nuevas reglas, ocupando, como siempre, las alturas del Estado y  ejerciendo, desde el poder político, el sometimiento. Con esos depredadores han  retornado las viejas doctrinas totalitarias y oligárquicas, camufladas también  con envoltorios democráticos y destilando ese elitismo que tan bien exponen  Strauss y Bloom y que sobresale en la influyente obra de James Burnham «The  Machiavellians: Defenders of Freedom» 
 Haber permitido que los partidos políticos se transformaran en refugio de  opresores y en maquinarias obsesionadas por el poder han sido dos errores  terribles de los ciudadanos libres. Ese fallo en las defensas ha hecho posible  que muchos depredadores se instalen como «nuevos amos» en el corazón de una  democracia que previamente han corrompido mediante distintas estrategias
  Haber permitido que los partidos políticos se transformaran en refugio de  opresores y en maquinarias obsesionadas por el poder han sido dos errores  terribles de los ciudadanos libres. Ese fallo en las defensas ha hecho posible  que muchos depredadores se instalen como «nuevos amos» en el corazón de una  democracia que previamente han corrompido mediante distintas estrategias 
 La  rebelión de los hombres de bien, de los injustamente proscritos y de los seres  libres puede todavía triunfar y alumbrar un mundo mejor, a pesar de que los  enormes recursos y poderes de los depredadores los hacen parecer invencibles.  Pero es necesario, primero, crear ciudadanos en masa, legiones de seres libres,  dispuestos a asumir responsabilidades, a recuperar costumbres y valores  democráticos olvidados, a debatir, discernir y plantarle cara a los gobiernos  corruptos, a desprestigiar a los dominadores ilegítimos y a sustituirlos,  finalmente, por estructuras de poder no profesionales, diseñadas para que  florezca la ciudadanía y basadas en la autogestión y el autogobierno
 La  rebelión de los hombres de bien, de los injustamente proscritos y de los seres  libres puede todavía triunfar y alumbrar un mundo mejor, a pesar de que los  enormes recursos y poderes de los depredadores los hacen parecer invencibles.  Pero es necesario, primero, crear ciudadanos en masa, legiones de seres libres,  dispuestos a asumir responsabilidades, a recuperar costumbres y valores  democráticos olvidados, a debatir, discernir y plantarle cara a los gobiernos  corruptos, a desprestigiar a los dominadores ilegítimos y a sustituirlos,  finalmente, por estructuras de poder no profesionales, diseñadas para que  florezca la ciudadanía y basadas en la autogestión y el autogobierno 
 Los  partidos son la maquinaria de dominio más sofisticada y avanzada creada por el  ser humano
 Los  partidos son la maquinaria de dominio más sofisticada y avanzada creada por el  ser humano 
 Se  comportan en el poder público democrático como lo hacían los antiguos señores  ungidos. Se saben poderosos y blindados por las urnas, muchos de ellos amparados  en la inviolabilidad y en la inmunidad, por ser cargos electos, y ejercen el  poder sin complejos, sin tener en cuenta la eficiencia, con lujo y boato, con  actitudes altivas y lejanas a esa humildad y austeridad que ennoblecen el  liderazgo. Creen que el poder sin ostentación no es auténtico poder y justifican  su lujo afirmando que el Estado y la representación del pueblo soberano deben  brillar con la dignidad debida. Poseen un extenso y astuto elenco de argumentos  para justificar cada gesto de poder, cada movimiento de gobierno. Se mueven  acompañados siempre de una corte de asesores, amigos, colaboradores,  periodistas, empresarios y gente influyente a la que siempre intentan  impresionar. Olvidan que mandar es servir y actúan como pequeños emperadores de  la democracia, como ridículos reyezuelos inmersos en privilegios y lujos que la  historia hace tiempo que erradicó porque eran propios del «Antiguo Régimen»,  siempre rodeados de aduladores y de cortesanos. Son los nuevos amos, los que  ostentan el poder político en las modernas sociedades democráticas, muchos de  ellos sin ni siquiera creer en la democracia
 Se  comportan en el poder público democrático como lo hacían los antiguos señores  ungidos. Se saben poderosos y blindados por las urnas, muchos de ellos amparados  en la inviolabilidad y en la inmunidad, por ser cargos electos, y ejercen el  poder sin complejos, sin tener en cuenta la eficiencia, con lujo y boato, con  actitudes altivas y lejanas a esa humildad y austeridad que ennoblecen el  liderazgo. Creen que el poder sin ostentación no es auténtico poder y justifican  su lujo afirmando que el Estado y la representación del pueblo soberano deben  brillar con la dignidad debida. Poseen un extenso y astuto elenco de argumentos  para justificar cada gesto de poder, cada movimiento de gobierno. Se mueven  acompañados siempre de una corte de asesores, amigos, colaboradores,  periodistas, empresarios y gente influyente a la que siempre intentan  impresionar. Olvidan que mandar es servir y actúan como pequeños emperadores de  la democracia, como ridículos reyezuelos inmersos en privilegios y lujos que la  historia hace tiempo que erradicó porque eran propios del «Antiguo Régimen»,  siempre rodeados de aduladores y de cortesanos. Son los nuevos amos, los que  ostentan el poder político en las modernas sociedades democráticas, muchos de  ellos sin ni siquiera creer en la democracia 
 No  es cierta la sentencia, alimentada desde la política, que dice que «Los pueblos  tienen los gobiernos que se merecen». No es fácil encontrar un solo pueblo que  sea peor que el gobierno que padece. La que sí es cada día más certera es la  sentencia que dice que «La política es demasiado importante para dejarla en  manos de los políticos»
 No  es cierta la sentencia, alimentada desde la política, que dice que «Los pueblos  tienen los gobiernos que se merecen». No es fácil encontrar un solo pueblo que  sea peor que el gobierno que padece. La que sí es cada día más certera es la  sentencia que dice que «La política es demasiado importante para dejarla en  manos de los políticos»  
 
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
CONSULTAJURIDICACHILE.BLOGSPOT.COM
Renato Sánchez 3586 dep 10
Santiago, Chile

 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario