Por David Cronin
|  |  Plantaciones de palma de aceite en Costa Rica. Crédito: Diana Cariboni/IPS | 
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BRUSELAS, 12 abr (IPS) - Los científicos que asesoran a los funcionarios de la Unión Europea (UE) pidieron eliminar la meta de uso obligatorio de combustibles agrícolas en el transporte, que debería llegar a 10 por ciento en 2020.
Los gobiernos de la UE acordaron en 2006 ese objetivo, como  parte de una batería de medidas destinadas a reducir la contaminación causante  del cambio climático. 
Pero ahora, el Comité Científico de la Agencia  Europea de Medio Ambiente considera que esa meta es "demasiado ambiciosa" y  recomienda suspenderla hasta que se lleve a cabo una amplia investigación sobre  lo bueno y lo malo de los biocombustibles. 
Estos llamados combustibles  agrícolas --básicamente etanol y biodiésel-- se refinan a partir de alimentos  como el azúcar, el maíz, el aceite de palma y la soja, entre otros cultivos.  
Según un documento publicado el jueves por el Comité, para cumplir el  objetivo de 10 por ciento se requerirán importaciones de biocombustibles a gran  escala. 
Con una creciente producción de materias primas como el aceite  de palma, para refinar biodiésel, a costa de deforestar selvas y bosques en  países pobres, será muy difícil controlar si los cultivos destinados a alimentar  el transporte europeo se obtienen de manera sustentable, argumentan los  científicos. 
El biodiésel y el etanol emiten menos gases de efecto  invernadero que sus similares refinados de fuentes fósiles, como el gasóleo y la  gasolina. Pero la deforestación es otra fuente importante de gases que  recalientan la atmósfera. Por eso se necesita observar toda la cadena de  producción de los biocombustibles para certificar que la contaminación que se  elimina por un lado no se genere por otro, han advertido ambientalistas.  
Por estas razones, el Comité Científico señala que quizás la producción  y uso de biocombustibles no conduzcan realmente a grandes reducciones de dióxido  de carbono, el principal gas invernadero, en comparación con los derivados del  petróleo. 
Además, el Comité manifiesta su preocupación porque esta nueva  producción implique mayor presión sobre recursos limitados, como el agua y el  suelo, así como sobre la flora y la fauna. 
El documento del Comité  cuestiona además si la meta de la UE es realista, dado que el objetivo adoptado  en 2003, que proponía llegar a 2005 con dos por ciento de biocombustibles en el  sector transporte, no se alcanzó. 
Presidido por el profesor húngaro  László Somlyódy, el Comité es el segundo organismo científico del bloque europeo  que pone en duda este año la meta de 10 por ciento. 
En enero, un informe  filtrado por científicos del Centro de Investigación Conjunta de la Comisión  Europea, órgano ejecutivo de la UE, sostuvo que los costos de alcanzar esa meta  "casi superarán a los beneficios". 
El Centro criticó además la decisión  de establecer la meta en el transporte, argumentando que hubiera sido más  eficiente destinar recursos agrícolas para generar electricidad en lugar de  combustibles. 
La posición de la Agencia Europea de Medio Ambiente  contrasta con la del presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel  Durão Barroso, quien dijo esta semana que la UE debería "sostener" su meta,  puesto que la alternativa a los biocombustibles es seguir utilizando derivados  del petróleo. 
Barroso también desestimó advertencias del Programa  Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y del Banco Mundial acerca de que un  crecimiento sideral en la demanda de combustibles agrícolas está contribuyendo a  elevar los precios de los alimentos y los riesgos de hambrunas en países pobres.  
"Barroso está cada vez más solo. Vive en otro mundo si cree que sabe más  que todos los expertos en políticas alimentarias. La meta de 10 por ciento es  insostenible", dijo el activista Adrian Bebb, de la red ambientalista Amigos de  la Tierra. 
Los comentarios de Barroso fueron similares a los del  comisario europeo de Energía, el letón Andris Piebalgs, quien se quejó el mes  pasado de que los biocombustibles se han convertido en los "culpables" de los  altos precios de los productos básicos, cuando en verdad tienen más culpa las  malas cosechas y el mejor nivel de vida en India y China. 
Para Bebb, la  postura de la Comisión obedece más a la influencia y las presiones de empresas  con grandes intereses en el sector de los combustibles agrícolas que al deseo de  proteger el ambiente. "Los únicos que ganarán con la meta del 10 por ciento  serán las grandes empresas agroquímicas, las que venden semillas y fertilizantes  y pesticidas", dijo. "Todos los demás perderemos". 
Gerard Choplin, de la  Coordinación de Agricultores Europeos, dijo que los "biocombustibles no son un  chivo expiatorio. En Estados Unidos se usa cada vez más maíz para biodiésel, por  tanto ese país exporta menos maíz. Esto implica una nueva presión en el mercado  internacional, directamente vinculada a los biocombustibles". 
Pese a los  dichos de Barroso y de Piebalgs, Choplin cree que otros altos funcionarios de la  UE han sido menos obstinados. En marzo, el primer ministro de Eslovenia, Janez  Jansa, que ejerce la presidencia rotativa del bloque, dijo que no se había  excluido la posibilidad de revisar la meta de 10 por ciento. 
Barroso  también ha argumentado que se necesita concebir criterios para asegurar que la  producción de biocombustibles se lleve a cabo sin provocar grandes daños  ambientales. 
Para los ambientalistas son muy laxos los criterios  preparados el mes pasado por funcionarios del Consejo de Ministros, que reúne a  los 27 gobiernos del bloque. 
Si bien los funcionarios recomendaron que  la Comisión analizara los efectos sociales y ambientales de los biocombustibles,  ésta sólo sugirió que se propusieran "acciones correctivas" si fueran  "necesarias". No se elevaron propuestas acerca de la preocupación por una  potencial hambruna. 
La organización ecologista Greenpeace, la Oficina  Europea del Medio Ambiente (una federación de más de 140 entidades  ambientalistas), Amigos de la Tierra y la conservacionista BirdLife  International exhortaron a los gobiernos de la UE a no apurar el diseño de los  criterios. 
Un acuerdo apresurado de normas para los biocombustibles que  "no prevenga potenciales resultados devastadores para la protección climática,  la biodiversidad y las poblaciones vulnerables, heriría de gravedad la  credibilidad de los esfuerzos de la UE para luchar contra el cambio climático y  afrontar adecuadamente las emisiones del transporte", dijeron las organizaciones  en un comunicado conjunto.(FIN/2008)
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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