"No hay ningún ser humano que esté preparado para el éxito"
La cantante publica su álbum 'Tarántula' después de siete años de silencio
Lo mejor de Mónica Naranjo no es su voz, única en España y en el mundo, sino su sinceridad y su humildad después de haber estado en lo más alto del panorama musical internacional. Quizá por eso, porque un día llegó a convertirse en una diva que no pretendía ser, la artista decidió decir basta y disfrutar cada momento de su vida como siempre lo había querido hacer. El equilibro emocional ha permitido a Mónica Naranjo publicar un nuevo disco, Tarántula, de ambiente gótico y que ha requerido cinco años de producción. El primer sencillo, Europa, ya es todo un éxito gracias a la promoción que se hizo del tema por Internet antes de sacar el disco. Ha nacido una nueva Mónica Naranjo mucho más liberada y que, paradójicamente, luce, por primera vez sobre el escenario, su look más natural y personal.
-¿Su nuevo trabajo discográfico es un disco o una liberación personal?
-Tanto yo como mi equipo lo hemos sentido como una liberación porque al no tener compromisos con nadie hemos podido hacer lo que nos apetecía y la música que sentíamos internamente. Es nuestro disco y también nuestra propia liberación de muchas cosas (sonríe).
-¿Qué precio ha tenido que pagar Mónica Naranjo para volver a ser esa pantera en libertad que pregonaba hace tiempo?
-Hombre, hoy por hoy lo que más caro se paga es la libertad, porque cuanta más libertad más dominas tu vida y más tiempo tienes para compartirla con los que quieres. Con lo cual, el precio vale la pena.
-¿Qué ha pasado en su vida para que sus fans hayan tenido que esperar tanto tiempo pata tener noticias suyas?
-Siempre he dicho que no hay ningún ser humano que esté preparado para el éxito. Ninguno. Yo soy de esas personas que cuando veo que todo a mi alrededor está muy desordenado, que no hay un camino recto, sino lleno de obstáculos y desordenado, cojo y me voy. No me gusta trabajar con desorden porque eso hace que mi vida interior esté también desordenada. Prefiero vivir con cierto equilibrio aunque sea lejos de cosas que me gustan.
-Supongo que después de pasarse cinco años produciendo Tarántula habrá encontrado por fin ese equilibrio que buscaba…
- Ha sido un punto y seguido, aunque yo cuando me alejé de los escenarios no tenía muy claro si iba a volver. Tampoco tenía ganas. Tarántula es una evolución de lo que tendría que haber sido el siguiente disco después de Minage, siempre lo he dicho. Lo que pasa es que no estaban todos muy receptivos para hacer este tipo de discos. Tuve que sacrificar muchas cosas, alejarme y romper ciertas ataduras con la discográfica para poder, desde la lejanía y desde la paz, pensar en un disco como este.
-Un disco con letras muy cotidianas y directas. ¿Es el más sincero de toda su carrera discográfica?
-Sí, quizá sea el más realista, la verdad.
-Especialmente el sencillo, Europa. No hay que ser muy ávido para ver que este tema esconde destellos de su biografía….
-Sí, porque creo que estamos viviendo una guerra de posguerra musical. Hace diez años recuerdo que comentaba que Internet iba a ser una verdadera locura y se podría vender la música por Internet. Las grandes multinacionales pensaban que esto no llegaría hasta dentro de treinta años o así. Al final todo este desorden ha sido en muy poco tiempo y hay muchas multinacionales que se han tenido que fusionar para sobrevivir. Las que no se han fusionado siguen el ritmo con muchísimas dificultades.
-¿Pero eso que tiene que ver con la "caída de su imperio"?
-Todos nos hemos tenido que adaptar y estamos adecuándonos a como funciona este monstruo todavía indomable. Espero que llegue un momento en que lo podamos dominar un poco mejor y, sobre todo, que las leyes sean un poco más severas y duras para poder prever nuevos achaques a la industria.
-También ha obligado a replantearse el concepto de disco. Un disco con un sencillo y doce temas mediocres ya no funciona, y mucho menos se vende. Usted, en Tarántula, presenta un disco con canciones que podían ser sencillos en otros discos. ¡Se ha tenido que poner las pilas!
-¡Es lo más bonito que me han dicho en toda la tarde! (Ríe).
-Me alegro…
-No, no, me he puesto gordo como una vaca. A ver, la verdad es que sí, son once canciones muy distintas, pero que todas le lleguen a una persona de una misma manera me enorgullece. Creo que es un disco que si lo escuchas en tu casa relajado y con ganas de interiorizarlo, lo captas a la primera. Pero si mientras escuchas el disco haces cincuenta cosas a la vez, pues no, ya es mucho más complejo. Es como todo en la vida.
-De todas formas creo que ha superado la prueba más dura que hay en esta vida para un cantante. No caer en el olvido a pesar de su larga ausencia…
- Ha sido algo muy inesperado. La verdad es que jamás habría pensado que la gente me extrañaría tanto. No, porque he estado muy alejado de todo esto y que el disco se lo quede Sony-BMG o que hayamos estrenado Europa en la web y que se organizara todo lo que se ha organizado, es increíble. Ha funcionado gracias a la web y el boca a boca porque la radiofórmula se ha negado a apoyarlo. Así que estas cinco semanas que lleva como número uno es más que eso, es una fidelidad y un respeto enorme.
-Lo que ha dejado atrás son sus looks extravagantes cada vez que presentaba nuevo disco. ¿Ya no necesita de ese "personaje" que acompañaba a su música?
-Este era el único que no había llevado todavía, ¡y eso que es mi color de cabello natural! (ríe). Creo que el tema de la imagen y de la manera de vestirse y reaccionar forma parte del contexto de un artista que se mueve por muchos ámbitos y puede llegar a sentirse inseguro. A medida que va pasando el tiempo y te vas aceptando, te gusta lo que ves y ya necesitas menos cosas (sonríe).
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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