JLo desenfundó sus armas de diva en primer encuentro con Chile
En una noche de culto a la personalidad, la cantante mostró todas sus cartas de showoman, en un concierto que no escatimó en despliegue.
SANTIAGO.- "Soy una muchacha, una chica simple del Bronx", dice antes de interpretar "I'm real" Jennifer Lopez, en el perfecto español que heredó de sus ancestros (por mucho que ella insista en que lo habla a duras penas), y tratando de enviar al público el mensaje de que la celebridad más poderosa del mundo según "Forbes", no es tan lejana como dicen por ahí.
Pero lo cierto es que en su debut a solas en Chile (antes cantó en un concierto de su ex marido, Marc Anthony), la norteamericana demostró que es una de las niñas símbolo entre aquellas figuras que gustan de caminar lejos de los comunes y corrientes, con uno de los más llamativos shows de divas que se hayan visto por estos lados.
Con retraso de quince minutos y lleno de última hora en las gradas (donde terminaron por agolparse once mil personas), la cantante salió a escena en medio de un despliegue sin reparos, que partió con su cuerpo de baile en una coreografía que se paseaba entre los aires oníricos y los de cabaret, y un derroche tal de pirotecnia que el olor sulfuroso se esparció por toda la Arena Movistar.
En ese entorno es que abrió con "Get right" y "Love don't cost a thing", dos de sus más resonantes éxitos y fieles representantes de ese lado más latino del r&b urbano, que le dio sello en su primer apogeo.
Allí también mostró de entrada la excelente forma de sus 42 años, sumándose a las exigentes coreografías de su cuerpo de baile, con el perjuicio obvio que ello conlleva: Durante largos pasajes, la voz de JLo no será más que una pista sobre la cual doblar. En otros, requerirá de apoyos técnicos y del que le puedan brindar sus infalibles coristas, siempre vitales en intérpretes del corte.
Con una malla de hilos plateados que resaltaba su elogiada figura, la cantante debería repetir la jugada en temas como "I'm into you (con Lil Wayne en pantalla) y la discotequera "Waiting for tonight", pero lograría saldar la deuda en vivo en otros momentos, como el mix en que amarró "I'm real" y "All I have", entre otros, en medio de una estética barrial que motivó el primero de seis cambios de vestuario.
"Jenny from the block", "If you had my love" (en versión íntima y acústica) y "Let's get loud" (tras el anecdótico relleno con el chileno Pablo Peña, de "Q'Viva"), fueron otros de los éxitos que Lopez alternó con piezas de su último disco, Love? (2011), como "Papi" y "On the floor".
Eso, dosis de interacción justas con el público, videos de sus hijos y de su novio, y la infaltable lluvia de confetti en el final con "Dance again", coronaron una noche de permanente culto a la personalidad, en la que Lopez demostró de qué armas (nobles y no tanto) está realmente hecha ese tipo de artista a la que podemos llamar showoman.
Pero lo cierto es que en su debut a solas en Chile (antes cantó en un concierto de su ex marido, Marc Anthony), la norteamericana demostró que es una de las niñas símbolo entre aquellas figuras que gustan de caminar lejos de los comunes y corrientes, con uno de los más llamativos shows de divas que se hayan visto por estos lados.
Con retraso de quince minutos y lleno de última hora en las gradas (donde terminaron por agolparse once mil personas), la cantante salió a escena en medio de un despliegue sin reparos, que partió con su cuerpo de baile en una coreografía que se paseaba entre los aires oníricos y los de cabaret, y un derroche tal de pirotecnia que el olor sulfuroso se esparció por toda la Arena Movistar.
En ese entorno es que abrió con "Get right" y "Love don't cost a thing", dos de sus más resonantes éxitos y fieles representantes de ese lado más latino del r&b urbano, que le dio sello en su primer apogeo.
Allí también mostró de entrada la excelente forma de sus 42 años, sumándose a las exigentes coreografías de su cuerpo de baile, con el perjuicio obvio que ello conlleva: Durante largos pasajes, la voz de JLo no será más que una pista sobre la cual doblar. En otros, requerirá de apoyos técnicos y del que le puedan brindar sus infalibles coristas, siempre vitales en intérpretes del corte.
Con una malla de hilos plateados que resaltaba su elogiada figura, la cantante debería repetir la jugada en temas como "I'm into you (con Lil Wayne en pantalla) y la discotequera "Waiting for tonight", pero lograría saldar la deuda en vivo en otros momentos, como el mix en que amarró "I'm real" y "All I have", entre otros, en medio de una estética barrial que motivó el primero de seis cambios de vestuario.
"Jenny from the block", "If you had my love" (en versión íntima y acústica) y "Let's get loud" (tras el anecdótico relleno con el chileno Pablo Peña, de "Q'Viva"), fueron otros de los éxitos que Lopez alternó con piezas de su último disco, Love? (2011), como "Papi" y "On the floor".
Eso, dosis de interacción justas con el público, videos de sus hijos y de su novio, y la infaltable lluvia de confetti en el final con "Dance again", coronaron una noche de permanente culto a la personalidad, en la que Lopez demostró de qué armas (nobles y no tanto) está realmente hecha ese tipo de artista a la que podemos llamar showoman.
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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