La organización, un arma frente a la violencia laboral

La organización, un arma frente a la violencia laboral

ESPECIALISTA. La Lic. Dora Egberg, en EL DIARIO. (José Carimino)

"La desocupación es la primera violencia laboral", dice la Lic. Dora Egberg, quien estuvo en nuestra ciudad, invitada por la Central de Trabajadores Argentinos Paraná para brindar una charla sobre "Mujer, salud y Trabajo".

| A. S. "Soy afiliada a la CTA, soy trabajadora de la salud mental, psicóloga, y estoy en el equipo de salud laboral de la Central" se presenta ante la consulta de EL DIARIO. "Ganamos y perdemos, hasta la victoria siempre" parafrasea sonriendo, cuando se la consulta por aquello de cuánto gana y cuánto pierde la mujer en esa búsqueda de posicionamiento. Reflexiona luego que "en el centenario de las 100 obreras textiles, todavía seguimos luchando por nuestros derechos que han sido avasallados sobre todo desde los ´90, cuando se incrementó el trabajo precarizado, los contratos basura y eso genera violencia en los trabajos y desgaste y agobio en las mujeres". Da paso entonces a su idea acerca de la organización, segura de que la salida no puede ser individual. "Esto no es el sálvese quien pueda y me parece que las mujeres organizadas siempre hemos podido lograr cosas", señala Egberg. Habla de la violencia laboral como "un riesgo psicosocial porque afecta no sólo al trabajador sino a su entorno familiar" y pasa a enumerar algunas de las formas en que se expresa. "con respecto a los hijos cuando no toman mujeres casadas; las mujeres cuando buscan trabajo tienen que mentir; los contratos basura, el trabajo precarizado, el trabajo esclavo -las bolivianas que cosen en talleres clandestinos-". Se detuvo en el "mobbing", una palabra que ella misma acota, "se puso de moda" y "es el acoso moral, el hostigamiento, el agobio. Hay un acosador y un acosado que puede ser hombre y mujer", continúa. Egberg explica que "en general, se juegan relaciones de poder y el perfil del acosador es narcisista, egoísta, inseguro en algunos casos, con miedo a que esa acosada le saque el laburo". Eso es así, porque "en general, la persona que es acosada laboralmente, es creativa, es trabajadora, es luchadora, no sólo para sí sino para el resto, pero tiene un dejo de dependencia afectiva y ahí es donde cae en la trampa de un psicópata que puede ser uno o varios". Otro dato que destaca es que "generalmente, son niveles superiores de jerarquía" tanto en los ámbitos privados como públicos. Especial referencia hace a lo que ocurre en la Administración pública, "con una doble implicancia porque a veces, los que dirigen son sólo políticos y ni siquiera tienen una formación en recursos humanos". Por esas condiciones, "acá -añade-, es más difícil que se tome alguna medida porque está el peso, el poder". La organización de las trabajadores y la conciencia de la denuncia, resultan en su exposición, las estrategias a poner en práctica. - ¿Cuándo una situación encuadra en un caso de mobbing? - Cuando hay un conflicto, se supone que uno puede llegar a resolverlo rápidamente, pero cuando no hay una resolución empieza un hostigamiento sistemático en el tiempo y que tarda más o menos seis meses. En el conflicto hay envidia, celos y relaciones de poder. Por ahí la acosada tiene un currículo mejor que el de su jefe inmediato y eso es un puñal. Tiene distintos momentos, el seductor que va acosando; el entorno, que termina pensando que la acosada está loca, paranoica, que falta por cualquier cosa. La víctima no entiende por qué se la ridiculiza, se la denigra, a veces ella misma pide un traslado y suele empeorar porque queda aislada. Hay una fase que se llama de recuperación porque a veces, hay compañeros que no se prestan a ese juego perverso y entonces ella, se puede sentir como más protegida hasta para hacer una denuncia. Pero también existe el temor a perder el laburo. Esto no deja marcas, el daño es psicológico y la ART no lo contempla. - En los casos que se denuncian, ¿los resultados son positivos o es otra pelea que hay que dar? - Por eso digo que la organización es fundamental. Si hay un gremio, una institución que avale, la Justicia, en las fiscalías... En general, las mujeres tenemos miedo a perder el trabajo y recién cuando se van (de ese trabajo) se animan a hacerla. Pero a esa altura están muy deterioradas porque terminan con licencia psiquiátrica, irritabilidad, insomnio, fatiga, cuando no alguna patología física, porque no pasa sólo por el aspecto psicológico. Hay un trabajo de un médico psiquiatra, (Enrique) Alabaster que se ocupa de hacer una anamnesis a sus pacientes con respecto al trabajo. Esto es casi un llamado a los médicos: si pudieran escuchar realmente cuando las mujeres hablan de qué les está pasando y colaboraran con las denuncias, otro gallo cantaría. De legislaciones y experiencias A propósito de denuncias por violencia laboral, existe legislación en algunas provincias. Tal el caso de la ciudad autónoma de Buenos Aires, con la Ley Nº 1225 y en Entre Ríos, la N° 9671, sancionada el 20 de diciembre de 2005, y que rige tanto para los trabajadores de los ámbitos público como privado. Más allá de las normas, la Lic. Dora Egberg sostiene que "hay que generar conciencia y formación en esta temática" y apunta que las afectadas por acoso moral, "la mayoría son mujeres de entre 40 y 48 años porque están solas o con hijos que tienen que mantenerlos y porque saben los acosadores, que no les va a ser fácil conseguir otro empleo". La entrevistada insta a organizarse, por ejemplo en comités mixtos de empresa y ver de qué manera pueden resolverse estas situaciones. La figura del delegado en prevención también la considera fundamental porque "estas cosas se pueden prevenir ya que son fruto de una mala organización del trabajo", destaca. Señala que en la Argentina hay comités mixtos en fábricas y comenta que el ministro de Trabajo del gobernador santafesino Hermes Binner promovió la figura de delegados en salud, decisión que vinculó a la experiencia que el funcionario tiene en la problemática. Por último, reflexiona sobre la carga cultural que tiene toda la temática vinculada a la mujer. "Hace años que vengo peleando por el género, por la dignidad de la mujer, por trabajo digno y mejor calidad de vida. El tema es ancestral. Y tiene que convocar también a los hombres. Cuando ellos empiecen a valorar el trabajo invisible del ama de casa y el trabajo que realiza afuera, nosotras no armamos la Secretaría de la mujer, vamos a estar a la par. A eso aspiro yo", concluyó.   MÁS INFORMACION , PINCHA AQUÍ http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=141311

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Rodrigo González Fernández
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