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jueves, mayo 22, 2008

la crsisis de la familia en europa

LA CRISIS DE LA FAMILIA 

EN EUROPA

 

(segunda parte)

 

 

 

 

Introducción

 

La crisis de la natalidad, la falta del cambio generacional y el envejecimiento

 

La responsabilidad de la burocracia de las organizaciones internacionales

 

La Iglesia y las evoluciones demográficas

 

"Presencia y testimonio de los abuelos en la familia"

 

"Las razones últimas del envejecimiento de la población y la disminución de los índices de natalidad son morales y espirituales y están relacionadas con  una preocupante pérdida de fe, de esperanza y de amor"

(Benedetto XVI, 28 abril 2006)

 

Entrevista a Mons. Livio Mediana, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el Matrimonio y la Familia

 

 

 

 

 

Este Dossier también está disponible en el sito de la Agencia Fides:  www.fides.org

 

Introducción

 

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Si cada veinticinco segundos en Europa hay un aborto, que provoca más víctimas que las enfermedades cardiacas, las enfermedades cardiovasculares, los accidentes de la calle, y los suicidios; si en Europa, el crecimiento natural de la población es algo más que el 1,1%; si los divorcios, en los últimos 15 años, han aumentado el 50%, comprometiendo a 21 millones de hijos, alguien ha fracasado.

Es el resultado, producto de algunas décadas de "cultura" laicista europea, que apoya las dinámicas humanas, en vez de frenarlas y de controlarlas. Como tendría que ser su deber, para responder al bien común, que no es una categoría abstracta, sino muy concreta, que forma parte, o que tendría que formar parte, de la vida de una colectividad. Ocuparse del bien común, significa no ignorar el plan ético y moral del cual no se puede prescindir, si se quiere servir a una comunidad.

El aborto y el divorcio son considerados por la política europea como fenómenos sociales. Instrumentalmente: Se registran como tales y se interviene con la ley. La política utiliza los hechos de la vida y los hace instrumento de política. Las consecuencias: Es suficiente leer las estadísticas. Las mujeres europeas que no han tenido hijos. El uso y el consumo de las actividades sexuales sin amor, total está el aborto que puede reparar. La disolución del matrimonio. La cultura de la vida y de la dignidad de la persona humana ignoradas.

Respecto al matrimonio, la política no favorece la promoción de la familia y su defensa, pero permite que las leyes establecidas para el divorcio se ocupen y registren un fenómeno social, sin proponer campañas en defensa del matrimonio, como institución, y para la natalidad, que es uno de los problemas centrales del tercer milenio, en contra de los fraudes sobre la explosión demográfica que han sido aplicados durante los últimos veinte años por las organizaciones internacionales. Respecto al aborto, la política afirma que si no existieran las leyes que lo regulan, habría un número altísimo de abortos clandestinos. La política, elige, desde su punto de vista, el mal menor, aquel del aborto no clandestino, no deteniéndose mínimamente sobre la defensa del bien de la vida. Si el aborto es un mal en si, es esto lo que tendría que enseñarse, si se quiere defender la cultura de la vida.

 

La "solución" de la política es legitimar las elecciones individualistas más desenfrenadas, que promueve. Es cómodo actuar así. Pero actuando de este modo, no se preservan el derecho a la vida y a la dignidad del vivir, que no son defendidos como bien en sí, para todos y cada uno, pero son, cada vez, equilibrados con el interés de terceros, de la mayoría. Se consuma una especie de dominio del utilitarismo. Lo que sirve, se conserva, lo que no sirve, también el ser humano, se tira y se introduce en la conciencia colectiva – que tiende a ser anulada – un elemento de formidable peligrosidad intelectual y civil, que cambia el propio concepto de bien común, que se lo entiende como una suma de bienes individuales. Yo, como individuo, también puedo ser anulado, a condición que permanezca o aumente un interés de mayor número de personas. Pensamos en la diagnóstico prenatal, que se ha vuelto instrumento selectivo sobre la natalidad o la eutanasia.

En la vida asociada, que se define por las reglas y los principios de una política que atenta a la moral, es deber de cada uno defender el bien de la vida de cada uno y este bien constituye el principio. Todos los otros bienes, también aquellos aparentemente más útiles socialmente, permanecen en segundo plano.  

Gobernar la complejidad del fenómeno humano, en realidad, es muy difícil y pide, sobre todo, confrontarse con el plan de la ética y de la moral. El 5 de abril de 2008, el Santo Padre Benedicto XVI ha afirmado que la interrupción del embarazo y la separación conyugal, están rodeados en el debate por una "especie de conspiración del silencio". Estas palabras tendrían que hacer reflexionar sobre todo a aquellos políticos europeos que no consideran las víctimas de sus elecciones, aquellos que piensan que son solamente fenómenos sociales: el ser concebido que se tira con el aborto, los niños que sufren las rupturas matrimoniales. Son, estos, los efectos, de una política que no sabe y no quiere tratar los hechos de vida utilizando el plan de la ética. Una política europea, que justamente porque no está sostenida por la moral y la ética, no sabe enfrentar los problemas más dramáticos que vive la familia europea, aquello de la crisis de la natalidad, de la ausencia de cambio generacional y del envejecimiento de la población.

Estos problemas europeos, para entenderlos bien, tienen que ser enmarcados en el contexto de lo que ha sucedido y sucede en el mundo en los últimos diez años.

 

La crisis de la natalidad, la falta de cambio generacional y el envejecimiento de la población

 

La Organización Mundial de la salud ha difundido recientemente las estadísticas sobre la expectativa de vida de los 193 Países adherentes. El Japón está a la cabeza, con 82,2, seguido por el Principado de Mónaco (81,8), San Marino (81,7), Suiza (81,4), Australia (81,4), Islandia (81), Italia (80,9), Suecia (80,9), Canadá (80,5), Francia (80,4), Andorra (80,3), España (80,3), Israel (80,2), Singapur (80,2), Noruega (80), Nueva Zelanda (79,7), Austria (79,6), Grecia (79,5), Alemania (79,3), Chipre (79,3), Irlanda (79,2), Holanda (79,2), Finlandia (79,1), Luxemburgo (79,1), Malta (78,9), Gran Bretaña (78,9), Bélgica (78,6), Corea del Sud (78,5), Portugal (78,2), Dinamarca (78), Estados Unidos (77,9).

 

Ogama, una aldea rural de Japón, hace algunos años se había reducido a ocho habitantes. Ahora ya no existe más. Los últimos que quedaron se fueron y la aldea se ha vendido a una sociedad que la trasformará en un basural. Hace dos años, el gobierno japonés estaba pensando permitir a las agencias matrimoniales hacer publicidad en televisión, con la esperanza de favorecer los matrimonios y los nacimientos. De los datos del Ministerio de salud japonés resulta que la edad media del primer matrimonio, para las mujeres, es de 27,8 años, respecto a los 25,8 del 1998. La población japonesa ha alcanzado el ápice en el 2005, con 128 millones de personas, algunas previsiones estiman una merma de alrededor de los 100 millones antes del 2050. Un estudio conducido en Japón por la OMS y la Universidad Nihon revela que en 2007 una pareja japonesa sobre cuatro no ha tenido una relación sexual.

 

En Alemania, hace dos años, se dieron cuenta, con la publicación de datos oficiales, que habían nacido entre los 680.000 y los 690.000 niños, una cifra inferior a aquella del último año de la segunda guerra mundial. Según los datos publicados por la Oficina estadística federal, el número de familias con al menos un hijo por debajo de los 18 años ha caído del 7% entre el 1996 y el 2006, alcanzando los 8,8 millones. Otro gran cambio de los últimos 10 años es el aumento del 30% del número de padres solteros y no casados, que han alcanzado los 2,3 millones. También el número de niños por familia  resulta en disminución. Poco más de la mitad de las familias tiene solamente un hijo, mientras que el 36% tiene 2 y sólo el 11% tiene tres o más hijos. La familia media alemana hoy tiene 1,61 hijos. La población alemana ha comenzado a mermar en el 2003, con una disminución de 5.000 unidades, mientras que en el 2006 el decrecimiento ha alcanzado las 130.000 unidades.

 

En Irlanda, el número de padres solteros ha aumentado casi del 40% en solamente cuatro años. De las estadísticas del censo del 2006 resulta un total de 112.900 familias con un único padre, respecto al total de 81.600 del 2002. Los padres solteros representan hoy alrededor del 12% de las familias irlandesas.

Rumania tiene 4 millones de personas en edad laboral, mientras 6 millones son pensionados.

 

China, tiene el índice de envejecimiento más alto del mundo. El número de personas que han superado los sesenta y cinco años de edad aumenta casi del 3% al año, respecto a un aumento total de la población inferior al 1%. Alrededor del 20% de las mujeres inglesas alcanza el final de la edad fértil sin haber tenido hijos, según el British Office of National Statistics, respecto al 10% de los años '40. Y en el 2004 la tasa de fertilidad en el Reino Unido ha sido de 1,77 hijos por mujer, muy por debajo del 2,95de los años '60.

 

En toda Europa la situación de la natalidad es dramática y hace entrar fuertemente en crisis la cuestión del cambio generacional. A finales del 2006 la población europea contaba con alrededor de 500 millones de personas. Irlanda (con un crecimiento del 16,3%), Luxemburgo (11,6%) y España (11%), son los países que presentan un crecimiento mayor. Mientras Alemania (con un crecimiento del 0,8%), Suecia (2,4%) y Finlandia (2,7%), son los países que presentan el crecimiento menor.

 

Entre 1994 y 2006 la población europea ha crecido de 19 millones de personas. El 80% del crecimiento de la población durante ese período, se ha debido a la presencia de quince millones de inmigrantes, no por el crecimiento natural que ha quedado estacionario (solamente alrededor de 310.000 personas al año), muy por debajo del de Estados Unidos, en donde el crecimiento de la población es de 12 veces superior al europeo. Solamente Francia y Holanda presentan un crecimiento natural superior a la propia inmigración. A partir del 2025, Europa comenzará lentamente a desploblarse, mientras que los Estados Unidos continuarán creciendo y, con los ritmos actuales, en el 2060 Estados Unidos y Europa tendrán la misma población (alrededor de 454 millones de habitantes). En la primera mitad del 2005, la población rusa ha disminuido 400.000 unidades. El número de niños por mujer ha bajado desde el 2,19 del 1986-87, al 1,17 de 1999. Desde entonces, ha aumentado al 1,3. La situación se ha agravado por la disminución de los matrimonios y el aumento de los divorcios. Los hombres rusos tienen una expectativa de vida alrededor de los 60 años. Consecuentemente, algunos prevén que la población de 146 millones en el 2000 podría reducirse a sólo 100 millones antes de la mitad del siglo.

 

Hasta los Países que tradicionalmente tienen muchos hijos están viviendo una fuerte disminución en el índice de natalidad.  Hace algunos decenios las mujeres mexicanas tenían en promedio familias con casi 7 hijos, pero hoy tienen alrededor de 2 hijos. En el 2050 la edad media de la población mexicana – actualmente de 25 años – aumentará a 42 años, según los datos de la División población de las Naciones Unidas.

 

Los Estados Unidos actualmente tienen una edad media de 36 años, que tendría que aumentar a 41 antes de la mitad del siglo. La tasa de natalidad, en los Estados Unidos, entre las mujeres no casadas, en el 2006 ha aumentado, según una relación del ente nacional Centers for Disease Control and Prevention. La relación demuestra un aumento del 3% en los nacimientos de jóvenes entre 15 y 19 años. En su conjunto, los nacimientos de mujeres no casadas aumentan al 38,5% de un total de los nacimientos en Estados Unidos en el 2006, con un aumento respecto al 36% del año precedente.

 

La Organización Mundial de la Salud afirma que algunos países "envejecen antes de volverse ricos". Una reciente relación de la División población del Departamento de Asuntos económicos y sociales de las Naciones Unidas da una visión de conjunto del envejecimiento demográfico. En este estudio, que lleva por título "El envejecimiento de la población mundial", la agencia evidencia el hecho que la rapidez del envejecimiento de la población de muchos Países no tiene precedentes. A nivel mundial, la superación del número de los niños por parte de los que han superado los sesenta años tendrá lugar por primera vez en la historia en el año 2047. Ya en 1998, en las regiones más desarrolladas, el número de niños menores de 15 años ha disminuido por debajo de los más ancianos. En el 2000, la población  de los que superaban los sesenta llegaba a 600 millones, el triple de la del 1950. En el 2006 el número de ancianos ha superado los 700 millones. En el 2050 habrá dos millares de ancianos en el mundo, tal es así que estos habrán nuevamente triplicado el número en  un lapzo de 50 años.

 

En las regiones más desarrolladas más de un quinto de la población actualmente tiene más de sesenta años y en el 2050 un tercio de la población de los Países desarrollados tendría que colocarse en aquella edad. En las regiones menos desarrolladas, los ancianos hoy son sólo el 8% de la población, pero en el 2050 estos tendrían que llegar a representar un quinto de la población. La División población también ha advertido que el índice de envejecimiento de la población es más alto en los Países en vía de desarrollo respecto a los Países desarrollados. Además, en los Países en vía de desarrollo se ha verificado un envejecimiento demográfico a pesar de los niveles bajos de desarrollo socio económico. Además está la relación entre las personas en edad laboral y los jubilados. El número de personas entre los 15 y los 64 años por cada uno que supera los sesenta y cinco años ya ha disminuido de los 12 a los 9 en el arco temporal que va desde el 1950 y el 2007. En el 2050 tendría que disminuir a sólo 4 trabajadores por anciano, lo que tendrá un grave impacto sobre el control de las políticas fiscales y de la seguridad social.   Más allá del impacto económico, los cambios que derivan del envejecimiento tendrán una gran influencia sobre las cuestiones inter-generacionales de la equidad y de la solidaridad, observa la relación de la ONU.

 

 

La responsabilidad de la burocracia de las Naciones Unidas

 

Al final, cuando el mal ya se había hecho para la humanidad, la burocracia de las Naciones Unidas también ha tenido que fotografiar la realidad de una situación que muchos, en el mundo, han querido que se determinara. La gran mentira del boom demográfico, del riesgo de una explosión del planeta por el número de habitantes, divulgada por organizaciones anti-natalistas y anti-humanas que se han difundido en Europa y en el mundo, ha producido daños terribles para el futuro del planeta.

 

Toda la burocracia de las Naciones Unidas se ha movilizado, en los últimos decenios, con gravísimas responsabilidades, para explicar al mundo que se estaba al borde de un colapso demográfico, que el desarrollo estaba puesto en discusión, que los recursos, a este paso, no hubieran sido suficientes para todos los habitantes de la tierra. Todas grandes mentiras. En el 2002, las Naciones Unidas convocaron a una reunión de expertos sobre el tema demográfico, que condujo a estas conclusiones: "con enormes implicaciones la División para la población de las Naciones Unidas prevén que la fecundidad futura de los Países en vía de desarrollo estará por debajo de la media de dos hijos por familia".

 

Las "enormes implicaciones" son que para el 2050, el 80% de la población mundial no tendrá suficientes hijos para el cambio generacional, lo que llevará a un rápido declinar demográfico. De este modo la primera página del New York Times anunció con estupor, al día siguiente de la reunión, que los expertos estaban convencidos que habrían 600 millones de personas en menos tiempo del previsto en India en el 2100 y así en el mundo. El estudio de los expertos ONU ("El futuro de la fertilidad en los países con fertilidad intermedia") había sido precedido por previsiones similares. En un estudio sobre "Naturaleza" - de los investigadores Wolfgang Lutz ("International institute for applied systems analysis", de Laxemburg, Austria), Warren Sanderson ("State University", New York), Serghei Scherbov ("Universidad de Groningen, Países Bajos), se hablaba de un pico de 9 millares de habitantes en el 2070, destinados, con una probabilidad del 80%, a descender a un 8,4 millares para el 2100. También los franceses del "Institut Nationale de études démographiques" tendían a desplazar las previsiones "hacia las hipótesis bajas; a decir, entre el 7,3 a 8,9 millares antes del 2050". Por primera vez, en el 2002, un estudio de la Onu prevee la hipótesis "media", una disminución, no sólo un aumento bajo control.

 

Las proyecciones "medias" se habían fundado, hasta hace poco tiempo, sobre la hipótesis que todos los países mirasen particularmente al equilibrio, es decir, a una tasa de fertilidad de 2,1 niños por mujer. Es esta la tasa de pura "sustitución".

En Europa este índice ha caído por casi 45 años consecutivos: del 2,66 de los años '50 al actual 1,34; en Japón de 2.75 al 1,33. Rusia, hoy la "peor", tiene una tasa de 1,14 sobre la cual pesa el aumento de la mortalidad de los viejos y de los niños además de la disminución de los nacimientos. Los Estados Unidos representan una excepción, manteniendo también en los años '90, una tasa del 2,00. Pero la novedad, que desconcierta las precedentes valuaciones, es que está descendiendo, más rápidamente de lo que cualquiera se podía esperar, también la tasa de fertilidad "intermedia", en los países en los cuales se colocaba entre el 2,1 y el 5.

 

Durante aquella reunión del 2002, los expertos de las Naciones Unidas admitieron que desde el 1970 han exagerado sistemáticamente sus previsiones demográficas para el futuro. Es de notar, por otra parte, que los países industrializados ya estaban por debajo de dos hijos por pareja desde los años setenta y es solamente la inmigración que ha postergado la caída demográfica en zonas como Europa Occidental. Con la excepción hecha para algunos países sub-saharianos, en donde la fertilidad es alta, pero en donde la difusión del Sida está reduciendo la población, el mondo ya está por debajo de dos hijos por mujer o lo estará en poco tiempo. La tasa mundial de fecundidad se encuentra ahora en alrededor de 2.7 hijos por mujer. El crecimiento cero se alcanza con 2.1 hijos por mujer.

 

Por qué se ha dado este engaño gravísimo respecto a los destinos de la humanidad? Por qué se ha permitido, en modo desconsiderado y obstinado, insinuar en la colectividad y en la consciencia individual que sea peligroso tener hijos y se han usado inmensas cantidades de dinero en favor de campañas universales, no respetando la vida y la dignidad del ser humano?

 

Todo comienza en los años '70, cuando la "planificación familiar" se sustituye con la frase "derechos reproductivos": la no reproducción de los seres humanos se vuelve un paradigma obligatorio. Las campañas anti-natalistas están pensadas, promovidas y organizadas precisamente por aquellas organizaciones internacionales que se ocupan del control demográfico: el IPPF ("International Planned Parenthood Federation"), il "Population Council", fundado por el financista John Rockfeller III y por el presidente de la "Sociedad Eugenética Americana", Frederick Osborn, tienen como objetivo la disminución de nacimientos en los países en via de desarrollo. También la Unicef, por muchos años, bajo la guía de Carol Bellamy, se ha movido en esta dirección.

 

El "Population Council" nace en 1952. Es un centro de estudios e investigación sobre la población que desde el inicio tiene una clara impronta antinatalista y eugenista, definido, en el sito de la Sociedad Filosófica Americana como "el rostro respetable de la investigación eugenética en el período sucesivo a la guerra mundial". El IPPF, que también surge en 1952, se ocupa en cambio de la puesta en práctica de las teorías del control de la natalidad y de la planificación familiar, que tienen su origen en la federación de ocho asociaciones nacionales de planificación familiar, casi todas de origen eugenista.

 

En 1968, en la Conferencia Internacional sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Teherán, el derecho de la planificación familiar es agregado en el elenco de los derechos humanos y en 1974, en la Conferencia de la ONU sobre la población mundial en Bulgaria, la palabra "padres", usada en la Declaración de Teherán para definir la planificación familiar, es sustituida con  "personas", para subrayar la individualidad de la procreación. Desde aquellos años, las organizaciones de las Naciones Unidas teorizan la "individualidad de género" que, a lo largo de los años, con su fuerza persuasiva, ha contaminado ideológicamente las elecciones de las entidades del Estado respecto al rol de los sexos y de la identidad sexual, subvirtiendo antropológicamente la misma noción de ser humano. En 1995, la Conferencia Mundial de la Mujer, en ciudad de México, abre lo que la ONU define el Decenio de la Mujer, que se concluirá en 1985 con la III Conferencia Mundial de la Mujer, en Nairobi, en la cual se introduce el concepto de desarrollo visto específicamente desde el punto de vista de las mujeres.

 

 

Desde 1992 hasta 1995 tres conferencias internacionales de la ONU marcan un cambio: en el documento final de la Conferencia de Rio de Janeiro sobre el Ambiente y Desarrollo, o Summit de la Terra, en 1992, se expresa el concepto de desarrollo sostenible, a través de la promoción de apropiadas políticas demográficas.

En 1994, en el Cairo, se tiene la Conferencia Internacional sobre la Población y Desarrollo, en la cual se definen los conceptos de salud reproductiva y derechos reproductivos, que luego serán retomados en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, el año siguiente, en Pekín. Desarrollo sustentable, pero sobre todo salud reproductiva y derechos reproductivos son las palabras de orden de las recientes políticas demográficas de las principales agencias ONU y, actualmente, también de muchas resoluciones de la Unión Europea.

 

Entre el 1994 y el 2001, la Unión Europea ha gastado 665 millones de euro para financiar planes de reducción de los nacimientos, abortos, esterilizaciones, programas anticonceptivos etc., en los países pobres del mundo. En el debate parlamentario sobre la relación anual acerca de los derechos humanos en el mundo en el 2003 (rel. De Kaiser), se afirma que "Desde 1994 la Comisión se ha vuelto uno de los mayores partner en el afrontar las exigencias de salud reproductiva en los países en vía de desarrollo, en el cuadro de los objetivos concordados en la Conferencia Internacional de la ONU sobre población y el desarrollo que tuvo lugar en el Cairo diez años atrás. En el período que va desde esta conferencia hasta el 2001 hemos destinado 655 millones de euros para asistencia externa destinada específicamente para la planificación familiar, la salud reproductiva, la maternidad segura, el HIV/SIDA y para la política y la gestión demográficas". Mientras desde el 2001, la administración estadounidense ha rechazado sostener los programas de planificación familiar y ha negado los fondos públicos al IPPF y al UNFPA (Fondo para la Población de las Naciones Unidas).

 

Para seguir el objetivo en todo el planeta del control de la natalidad, se han movilizado los movimientos neo-malthusianos y eugenistas. Los primeros consideran el crecimiento de la población como una directa amenaza al bienestar del Occidente, a su acceso privilegiado a los recursos fundamentales. Los segundos presionan para un proceso de selección y mejoramiento genético de las poblaciones, y sostienen que los pobres, los débiles, los enfermos, los discapacitados, no tienen que reproducirse. Naturalmente las motivaciones adoptadas públicamente son más cautas, pero es suficiente hojear un clásico como el famoso "The population bomb" ("La bomba demográfica") de Paul Ehrlich, para verificar de cuán profundo anti-humanismo está impregnado este pensamiento.

Enormes son las presiones a nivel internacional para utilizar mecánicamente el aborto como medio privilegiado de control demográfico. La toma de posición de "Amnesty International" es testigo de esto, cuando en agosto de 2007, decidió luego de una amplia consulta en el interior del organismo considerar la prohibición de abortar como una violación fundamental de los derechos de la persona.

La verdad es que a través de la nueva definición de los derechos humanos se están afirmando la disgregación de la identidad masculina y femenina, la eutanasia, la selección genética, los planes autoritarios del control de la natalidad. Mientras al menos son 160 millones las mujeres esterilizadas en el mundo, porque lo que predica la corriente de derecho reproductivo es el  derecho a no reproducirse, el porcentaje de mortalidad materna en el mundo es, sin embargo, siempre el mismo, porque los programas internacionales no buscan tanto salvar a las mujeres embarazadas, sino más bien asegurarles el "derecho a abortar".

 

Por todos lados avanza la eugenética, que ya en el siglo veinte se había practicado en partes consistentes del mundo occidental y que los nazis habían retomado con sus leyes que tenían la finalidad de mejorar la raza ariana y de suprimir aquellas inferiores y los "débiles de mente".

Ahora, la eugenética democrática del tercer milenio quiere decidir que si es discapacitado el hombre que nacerá, éste se puede suprimir y en todo el mundo se registraría la desaparición de la faz de la tierra del niño Down, objeto de selección.

 

 

La Iglesia y la evolución demográfica

 

El 25 de febrero de 1998 el Pontificio Consejo para la Familia difunde una "Declaración sobre la decadencia de la fecundidad en el mundo".  En la Declaración se denunciaba que "de hecho, desde hace casi treinta años, las conferencias patrocinadas por la Organización de las Naciones Unidas tienen como efecto provocar preocupaciones infundadas respecto a cuestiones demográficas, particularmente en los Países del Sur. Sobre esta base alarmante, distintas agencias de la ONU han invertido, medios financieros considerables con el fin de obligar a un importante número de Países a poner en práctica políticas malthusianas. Es evidente que estos programas, siempre monitoreados desde el exterior, aportan generalmente medidas cohercitivas de control de la natalidad. Igualmente, la ayuda al desarrollo está regularmente condicionada a la actuación de programas de control de la población que incluyen esterilizaciones forzadas o cumplidas sin que las víctimas lo sepan. Estas acciones malthusianas de hecho son retomadas por gobiernos nacionales y reforzadas por el aporte de organizaciones no gubernamentales (ONG), entre las cuales la más notable es la Federación Internacional para el Planning familiar (IPF)".

 

El Pontificio Consejo para la Familia advertía que "estas políticas desastrosas están en total contradicción con las reales evoluciones demográficas, así como aparecen en las estadísticas y así como resultan en los análisis de los datos. Desde hace treinta años la tasa de crecimiento de la población mundial no cesa de disminuir a un ritmo regular y significativo. Luego de haber registrado una caída impresionante de fecundidad, 51 países del mundo (sobre 185) no logran garantizar más el cambio generacional. Precisamos que estos 51 Países representan el 44% de la población del planeta. En otras palabras, sintéticamente el índice de fecundidad de estos Países, es decir, el número de hijos por mujer, es inferior a 2,1. Se sabe que este es el nivel mínimo indispensable para la renovación generacional en los Países que brindan las mejores condiciones sanitarias. Esta situación se encuentra en casi todos los continentes. De este modo tienen una fecundidad inferior al «límite de la sustitución» en América, Estados Unidos, Canadá, Cuba y la mayor parte de las islas del Caribe; en Asia, Georgia, Tailandia, China, Japón, Corea del Sud; en Oceanía, Australia; y en casi la totalidad de los cuarenta Países de Europa. En este último continente, al agravarse los efectos del envejecimiento ya está llegando a la despoblación, con  un número de decesos superior al de los nacimientos. Este resultado negativo ya es un hecho en trece Países, entre los cuales están Estonia, Letonia, Alemania, Bielorrusia, Bulgaria, Hungría, Rusia, España e Italia".

 

Las causas de la disminución demográfica indicadas, eran las siguientes: "La nupcias, en un ambiente que no le es absolutamente favorable, disminuye considerablemente; esto significa que las personas que se casan son menos que en el pasado. La edad media neta de la maternidad ha aumentado y continúa a creciendo. Las reglas del trabajo no responden al deseo de las mujeres de conciliar de manera amónica la vida familiar  y las actividades profesionales. La ausencia de una verdadera política familiar, en los Países mayormente afectados por la disminución demográfica, hace que las familias en la práctica no puedan tener el número de hijos que desearían tener: se calcula del 0.6 hijos por mujer, la diferencia entre el número de niños que las mujeres europeas les gustaría tener y aquellos que efectivamente tienen". El Pontificio Consejo para la Familia, agregaba "Al lado de estas causas relacionadas a las condiciones de vida, y a algunas reorganizaciones socio-culturales en los Países industrializados, otros factores vinculan directamente la disminución demográfica a la voluntad de los hombres y consecuentemente a su responsabilidad. Nos referimos a los medios y a las políticas de limitación voluntaria de los nacimientos. La difusión de los métodos químicos de contracepción y a menudo, la legalización del aborto han sido decisivos en el momento en el cual, contemporáneamente, se debilitaban las políticas favorables a la acogida de la vida".

 

En la declaración, se subrayaba el "cambio de la pirámide de la edad, con una débil población de adultos jóvenes que tienen que garantizar la producción del País y sostener el peso muerto de una amplia gama de población de personas ancianas e inactivas, que siempre necesitan más curas y material médico. En el interior de la misma población activa se producen desequilibrios entre los jóvenes activos y los activos menos jóvenes, que buscan asegurarse el trabajo a detrimento de las jóvenes generaciones, las cuales como consecuencia, se incorporan en un mercado de trabajo reducido"; asimismo se hacía presente "el impacto ejercido por una población anciana sobre el sistema educativo. De hecho, para afrontar el peso de las personas ancianas, es fuerte la tentación de reducir el budget destinado normalmente a la formación de las nuevas generaciones. Esta debilitación del sistema educativo conlleva a su vez un riesgo importante: la pérdida de la memoria colectiva. La transmisión de datos culturales, científicos, técnicos, artísticos, morales y religiosos resulta gravemente hipotecada. Observamos asimismo que, contrariamente a lo que se divulga, la misma desocupación se agrava por la disminución demográfica". Se subraya también el cambio psicológico del aumento de la edad media de la población: "la «tristeza», la falta de dinamismo intelectual, económico, científico y social y la ausencia de creatividad, que parecen ya afectar algunas naciones «envejecidas», no harían más que expresar la estructura de su pirámide demográfica".

 

Entre las consecuencias más evidentes de la disminución de la fecundidad, es necesario mencionar también los desequilibrios violentos, previsibles ya desde entonces, entre los Países cuyas poblaciones presentan estructuras de edad muy diversas. Si, por ejemplo, se compara la pirámide de la edad de Países como Francia, España e Italia a aquellas de Países como Argelia, Marruecos, Turquía, llama la atención su carácter invertido y las dificultades generadas por tal situación de algunos problemas actuales, relacionados a la imposibilidad para los Países ricos de limitar en modo efectivo la inmigración clandestina de los Países más pobres, no son otra cosa que la prefiguración.

 

Concluyendo Documento, el Pontificio Consejo para la Familia invitaba a "todos los hombres de buena voluntad, y en particular las asociaciones cristianas, a hacer conocer la realidad objetiva de las evoluciones demográficas. Las invitaba a condenar con coraje los programas malthusianos totalmente injustificados y, más aún, totalmente contrarios a los derechos del Hombre".

 

 

 

 

"Presencia y testimonio de los abuelos en la familia"

 

El Pontificio Consejo para la Familia ha sido instituído por el Papa Juan Pablo II en 1981. Es responsable para la promoción del ministerio pastoral y del apostolado de la familia, en aplicación a las enseñanzas y a las orientaciones del Magisterio de la Iglesia, para que las familias cristianas sean ayudadas a cumplir la misión educativa y apostólica a la cual están llamadas. Al Dicasterio le corresponde la tarea de promover y coordinar los esfuerzos pastorales en orden a la procreación responsable y animar, sostener y coordinar las iniciativas en defensa de la vida humana en todo la amplitud de su existencia, desde la concepción hasta la muerte natural. Relativamente a la Pastoral familiar y a la defensa de la vida humana, los siguiente temas entran en la esfera de competencia del Consejo: la teología y la catequesis de la familia; la espiritualidad conyugal y familiar; los derechos de la familia y del niño; la formación de los laicos comprometidos en la pastoral familiar; los cursos de preparación al matrimonio. El Dicasterio se ocupa además de otras cuestiones tales como la educación sexual, la demografía, la contracepción y el aborto, la esterilización, las cuestiones éticas y pastorales relativas al SIDA y otros problemas de la bioética; la legislación relativa al matrimonio y a la familia, a las políticas familiares y a la tutela de la vida humana.

 

 

El '8 noviembre de 1990 el Papa Juan Pablo II nombró Presidente del Dicasterio al Obispo colombiano Alfonso López Trujillo, luego creado Cardenal, que lo ha conducido por 18 años, hasta su muerte, el 19 de abril de 2008. El Comité de Presidencia del Dicasterio constituido por 15 Cardenales y 12 Arzobispos y Obispos; 19 parejas de matrimonios, provenientes de todo el mundo, son Miembros del Dicasterio, el cual se sirve también de la colaboración de 43 Consultores y 10 Oficiales. Desde 1994, Año de la Familia, el Dicasterio es responsable de la organización de los Encuentros Mundiales de la Familia desarrollados hasta el momento en: Roma 1994; Rio de Janeiro 1997; Roma 2000 en el contexto del Jubileo de las  Familias; Manila 2003; Valencia (España) 2006. El VI Encuentro Mundial de las Familias se tendrá en Ciudad de México en enero de 2009.

 

A principios del mes de abril de 2008, el Pontificio Consejo para la Familia ha tenido en el Vaticano su XVIII Asamblea Plenaria. "Presencia y testimonio de los abuelos en la familia" ha sido el tema del encuentro. En su audiencia a los participantes en la Asamblea Plenaria, el 5 de abril, el Papa Benedicto XVI ha afirmado también: "Hoy, la evolución económica y social ha producido profundos cambios en la vida de las familias. Los ancianos, entre los cuales figuran muchos abuelos, se han encontrado en una especie de «zona de aparcamiento»:  algunos se sienten como una carga en la familia y prefieren vivir solos o en residencias para ancianos, con todas las consecuencias que se derivan de estas opciones. Además, por desgracia, en muchas partes parece avanzar la «cultura de la muerte», que amenaza también la etapa de la tercera edad. Con creciente insistencia se llega incluso a proponer la eutanasia como solución para resolver ciertas situaciones difíciles. La ancianidad, con sus problemas relacionados también con los nuevos contextos familiares y sociales a causa del desarrollo moderno, ha de valorarse con atención, siempre a la luz de la verdad sobre el hombre, sobre la familia y sobre la comunidad. Es preciso reaccionar siempre con fuerza contra lo que deshumaniza a la sociedad. Estos problemas interpelan fuertemente a las comunidades parroquiales y diocesanas, las cuales se están esforzando por salir al paso de las exigencias modernas con respecto a los ancianos. Hay asociaciones y movimientos eclesiales que han abrazado esta causa importante y urgente. Es necesario unirse para derrotar juntos toda marginación, porque la mentalidad individualista no sólo los atropella a ellos —los abuelos, las abuelas, los ancianos—, sino a todos. Si, como en muchas partes se suele decir a menudo, los abuelos constituyen un valioso recurso, es preciso hacer opciones coherentes que permitan valorar lo mejor posible ese recurso. Ojalá que los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad. Por lo que respecta a la familia, los abuelos deben seguir siendo testigos de unidad, de valores basados en la fidelidad a un único amor que suscita la fe y la alegría de vivir. Los así llamados «nuevos modelos de familia» y el relativismo generalizado han debilitado estos valores fundamentales del núcleo familiar. Como con razón habéis observado durante vuestros trabajos, los males de nuestra sociedad requieren remedios urgentes. Ante la crisis de la familia, ¿no se podría recomenzar precisamente de la presencia y del testimonio de los abuelos, que tienen una solidez mayor en valores y en proyectos".

 

"Las razones últimas del envejecimiento de la población y la disminución de los índices de natalidad son morales y espirituales y están relacionadas con  una preocupante pérdida de fe, de esperanza y de amor"

(Benedetto XVI, 28 abril 2006)

 

En el mensaje envidado el 28 de abril de 2006 a la Sección de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, que tenía como tema "¿Juventud que desaparece? Solidaridad con los niños y los jóvenes en una época turbulenta", el Papa Benedicto XVI se expresaba así: "Algunos indicadores demográficos han mostrado claramente la urgente necesidad de una reflexión crítica en este área. Mientras las estadísticas del crecimiento demográfico quedan abiertas a diferentes interpretaciones, generalmente se concuerda en que estamos asistiendo a nivel planetario, y particularmente en los países desarrollados, a dos tendencias significativas e interrelacionadas: por un lado, un aumento de la esperanza de vida y por otro, a una disminución de los índices de natalidad. Ante el envejecimiento de la sociedad, muchas naciones o grupos de naciones carecen de un número suficiente de jóvenes para renovar sus poblaciones".

 

Al parecer del Santo Padre la situación es el producto de múltiples causas, a menudo de carácter económico, social y cultural, pero "las razones últimas son morales y espirituales; están relacionadas con  una preocupante pérdida de fe, de esperanza y de amor". "Traer niños al mundo – decía el Papa - exige que el 'eros' centrado en uno mismo se llene con un 'ágape' creativo, arraigado en la generosidad y caracterizado por la confianza y la esperanza en el futuro. Por su naturaleza, el amor tiende a la eternidad. Quizá la falta de un amor creativo y abierto a la esperanza es el motivo por el que muchas parejas no se casan, o explica porqué fracasan tantos matrimonios y porqué los índices de natalidad han disminuido notablemente".

 

El Papa consideraba que "con frecuencia los niños y jóvenes son los primeros en experimentar las consecuencias de este eclipse del amor y de la esperanza. Con frecuencia, en vez de sentir cariño y amor, son simplemente tolerados. En una época de turbulencia, con frecuencia no encuentran guías morales adecuados en el mundo de los adultos, en detrimento serio de su desarrollo intelectual y espiritual. Muchos niños crecen ahora en una sociedad que se olvida de Dios y de la dignidad innata de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. En un mundo caracterizado por acelerados procesos de globalización, están expuestos únicamente a una visión materialista del universo, de la vida y de la realización humana. El Papa Concluía: "Los padres, los educadores y los responsables de la sociedad, si son fieles a su propia vocación, no pueden renunciar a su responsabilidad de inculcar en los niños y en los jóvenes el deber de elegir un proyecto de vida dirigido a la felicidad auténtica, capaz de distinguir entre la verdad y la mentira, el bien y el mal, la justicia y la injusticia, el mundo real y el mundo de la 'realidad virtual' (...). Donde falta esta libertad o es puesta en peligro, los jóvenes experimentan frustración y son incapaces de luchar con generosidad por los ideales que plasman sus vidas como individuos y miembros de la sociedad".

 

 

Entrevista a Mons. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia 

 

El Pontificio Instituto para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, ha sido fundado en 1981 por el Papa Juan Pablo II, para ofrecer a la Iglesia una contribución de reflexión filosófica, teológica y pastoral, sobre la veracidad respecto a la persona, al matrimonio y la familia, con la ayuda de varias ciencias humanas. El Instituto prepara sacerdotes, religiosos y laicos para desarrollar profesiones en ámbito eclesiástico y civil. Actualmente se proponen los siguientes cursos: Licencia en Teología del Matrimonio y de la Familia; Doctorado en Teología con especialización en Teología del Matrimonio y de la Familia; Máster en Ciencias del Matrimonio y de la Familia: ciclo normal y ciclo especial; Máster en Bioética y Formación; Diploma en Pastoral Familiar. Además de tener sede en Roma , Italia, el Pontificio Instituto Juan Pablo II tiene sedes en México, Brasil, Estados Unidos, España, África, India, Australia. Al presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II, Monseñor Livio Melina, la Agencia Fides le ha hecho algunas preguntas sobre el tema de la crisis de la familia en Europa.

 

       Monseñor Melina, cada veinticinco segundos en Europa hay un aborto, y tiene más víctimas que las enfermedades del corazón, las enfermedades cardiovasculares, los accidentes de la calle y los suicidios. El crecimiento natural de la población es algo más del 1,1%; los divorcios en los últimos 15 años han aumentado del 50% comprometiendo a 21 millones de hijos. Según su parecer, a quién se puede atribuir estos resultados?

 

       Se trata de fenómenos complejos que pertenecen a un mismo contexto socio-cultural, aún  manteniendo dinámicas independientes. Relativamente al aborto, cada vez se hace referencia a la necesidad de introducir una contracepción de masa para evitarlo, pero en realidad la observación comparativa de la situación francesa y de la italiana muestra como esta contracepción no es pertinente. De hecho en Francia, de frente a una contracepción muy difundida, se verifica un crecimiento del aborto. Mientras que en Italia, en donde la contracepción se practica menos, hay una disminución del aborto. Esto significa que la causa profunda ya sea de la contracepción como del aborto es la falta de una cultura de la familia y de una concepción de la sexualidad separada del amor.

Asimismo relativamente al divorcio, éste se difunde cuando falta la capacidad de un compromiso fuerte y fiel con el cónyuge  y lo hijos y cuando falta la capacidad de afrontar las dificultades y los sacrificios que conlleva la vida con otra persona.

 

Respecto a la "Propuesta para una estrategia de la Unión Europea para el sostén de las parejas y del matrimonio" redactada por el secretariado de la Comece (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) y presentada el 5 de noviembre de 2007 en Bruxelles, se lee "el documento no  pretende poner en discusión el actual acuerdo en la UE sobre las competencias de los Estados miembros en materia de derecho de la familia y políticas familiares. Por el contrario entiende promover un debate sobre lo que las instituciones comunitarias pueden hacer en el ámbito de sus propias competencias". Qué pueden hacer concretamente, según Su parecer, las instituciones comunitarias para la familia?.

      

       Creo que la familia, fundada sobre el matrimonio establecido entre un hombre y una mujer, necesita que la reconozcan como elemento básico del bien común de una sociedad y, por lo tanto, jurídicamente tutelada y sostenida por adecuadas políticas en el ámbito de la educación, del trabajo, de la casa, de la salud y de la organización de la vida social.

       De hecho, sólo la familia, que de una manera estable se dedica al crecimiento de los hijos y al bien de sus miembros, contribuye a asegurar a la sociedad aquel "capital social" que le es indispensable: es decir, aquella reserva de comportamientos, actitudes y valores compartidos sobre los cuales se basan las relaciones sociales más cotidianas y necesarias.

       Las instituciones comunitarias tendrían que reconocer este rol esencial de la familia, fundada en el matrimonio estable entre un hombre y una mujer y que es conforme al sentir de nuestros pueblos y de nuestras tradiciones, y por consiguiente, favorecido.

      

      

 

 

No es urgente, según Su parecer, que se promueva una gran campaña para la natalidad en Europa?

 

       Ciertamente el invierno demográfico en el cual se encuentran involucradas muchas naciones europeas es un tema de gran preocupación para el bienestar de la sociedad. Sin embargo, no creo que el problema se pueda resolver con simples exhortaciones, sino más bien por una recuperación cultural de la esperanza en el futuro, que naturalmente tiene que estar sostenida también por adecuadas medidas sociales en favor de la maternidad y de la familia. En este sentido, las políticas, iniciadas en algunas naciones europeas en el último decenio, muestran que es posible invertir una tendencia y superar las consecuencias de una actitud pesimista y replegada sobre sí en la cual se encuentran viviendo frecuentemente algunas poblaciones europeas.

       Se trata de salir de una situación en la cual los jóvenes están desalentados para asumir el compromiso de formar una familia, por la precariedad esencial en la cual se encuentra y en la cual, también están las jóvenes familias, que aunque desearan y quisieran abrirse a la vida, están solas y obstaculizadas de mil modos en su deseo generoso y espontáneo.

 

       Cuáles son, para la familia, los efectos del envejecimiento de la población?

 

        Yo no soy un sociólogo,  pero me parece que un envejecimiento general de la población, más allá de los aspectos de carácter económico, como la dificultad para asegurar las pensiones y un adecuado sostén a las personas ancianas y enfermas, comporta sobre todo una falta de esperanza y de ímpetu para el futuro.

       Ha sido justamente el tema de la esperanza que el Papa Juan Pablo II ha desarrollado en su documento post-sinodal sobre la Iglesia en Europa y que en particular el Papa Benedicto XBI ha tocado en su reciente encíclica "Spe salvi".

      

       Bien común e identidad cristiana de Europa. Cuáles son sus observaciones al respecto?

 

       La posibilidad de mirar con esperanza el futuro depende de la certeza que se nutre sobre el valor de la propia identidad histórica y de la propia memoria, una esperanza fundada puede radicarse sólo en la memoria. Se nota a menudo en Europa una tendencia a negar las propias raíces cristianas, que, junto con otros factores culturales, constituyen el ADN que puede permitir dirigirse al futuro con una actitud de fe y de diálogo con los otros pueblos.

       Un pueblo sin identidad es más fácilmente manipulado por el poder: no sabiendo que es, no sabe donde ir y no encuentra motivaciones suficientes para edificar una vida común orgullosa de la propia historia y abierta al diálogo con los otros.

 

       En un contexto cultural en el cual se pierde una identidad común prevalece la deriva hacia la inmediata satisfacción de los deseos y hacia el individualismo, así como no se encuentran más las razones del vivir común, y desaparece la idea misma que exista un bien común para el cual hay que trabajar y sacrificarse. Para esto creo que sólo la recuperación de una memoria serena y fuerte de la propia identidad cristiana pueda permitir encontrar las razones de la vida social y del ímpetu hacia el futuro.

      

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Dossier a cargo de D.Q. - Agencia Fides 26/4/2008; Director Luca de Mata

La primera parte del Dossier "La crisis de la familia en Europa" ha sido publicada el  29/3/2008
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Rodrigo González Fernández
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